lunes, 31 de mayo de 2010

dejar ir los sueños




Pregunta: Querido Neale: Mi pregunta tiene que ver con la creación de los propios sueños. A menudo se dice que uno debe “dejar ir”, pero ¿cómo puedo dejar ir lo que quiero crear en mi vida? Mis sueños nunca parecen realizarse sin mucha devoción. He dejado ir muchos sueños, y eso sólo me ha llevado a una experiencia muy decepcionante de la vida. Por otra parte, ¿cómo puede uno realmente conocer a Dios –o al chocolate, digamos– con sólo un concepto y no la experiencia? Y del mismo modo, ¿cómo puedo aceptar verdaderamente que el Universo es justo y equitativo si no tengo la experiencia de que es así? Creo que tratar de convencerme a mí mismo de estas cosas es una forma de auto-engaño. MH, Chicago, IL.

Respuesta de Neale: Querido MH, de hecho, es la vida que la mayoría de nosotros estamos viviendo lo que es una forma de auto-engaño. En última instancia, nada de lo que ves es verdaderamente real, y aquello que efectivamente es real no se puede ver. Por eso es tan importante “no juzgar por las apariencias”. Permíteme regresar primero a la parte superior de tu carta, sin embargo, y ver si no podemos avanzar hacia la parte inferior.

Conversaciones Con Dios puede ser un poco diferente de la sabiduría convencional en este sentido, pero CCD no dice nada acerca de “dejar ir” los propios sueños. Por el contrario, CCD deja muy claro que sin una pasión por algo, hay muy poco en la vida. Sin embargo, CCD dice que haríamos bien en dejar ir nuestras expectativas, y cualquier necesidad de ciertos resultados determinados. Podrías pensar que esto es una contradicción de términos, y puede parecer así hasta que miras más de cerca.
Veamos un ejemplo. Supongamos que una persona tiene un sueño de cambiar el mundo entero; de cambiar nuestra conciencia mundial acerca de cómo elegimos vivir unos con otros; de alterar el patrón de nuestra experiencia global de Dios. Algunas personas siempre han tenido ese sueño, y nunca lo han “dejado ir”, aun cuando parecía que las posibilidades para que ese sueño se hiciera realidad eran muy remotas. Sin embargo, aunque ellos se han aferrado a su sueño, hace mucho tiempo que renunciaron a cualquier necesidad de un resultado determinado. Por lo tanto, es el sueño continuo lo que impulsa el motor de su experiencia continua, no la apariencia o la falta de apariencia de un resultado en particular.

Dicho de otra manera, estas personas siempre soñaron con este evento, ya sea que se produzca o no en realidad. En este sentido, su trabajo nunca termina, porque incluso si terminan cambiando el mundo, siempre seguirán soñando con hacerlo. En otras palabras, no importa cuán buenas sean las cosas que vienen, ¡tienen una idea de que las cosas siempre se pueden hacer mejores! Así el sueño no termina nunca, y la misión no se cumple nunca verdaderamente, ¡porque es el sueño lo que motiva a estas personas, no su logro! La Madre Teresa fue una persona así. Y también Martin Luther King.

Hay muchas personas así en nuestro mundo. Podría haber una viviendo justo en la casa junto a la tuya. O, quizás, incluso en tu casa.
Por cierto, la forma como es con estas personas es precisamente la misma forma como es con Dios. El “sueño” de Dios, si se quiere, es que todos estemos algún día completamente realizados. Sin embargo, el momento que esto suceda, se creará una nueva definición de lo que significa “completamente realizado”, porque si estuviéramos completamente realizados, ¡el juego se terminaría! No es ganando puntos que se experimenta el juego. Fíjate que una vez que anotas, te has salido del terreno de juego. El juego está en llegar a la zona final, no en estar allí. Una vez que un equipo llega a la zona final, cada uno regresa hasta el punto donde empezaron, y de común acuerdo, ¡todo empieza de nuevo!

Esto continúa hasta que se acaba el tiempo, suena el silbato, y el juego se termina. Lo único diferente acerca del juego de la vida es que el tiempo nunca se acaba. El silbato nunca suena. El punto: para alcanzar la felicidad, serenidad, y una sensación de paz acerca de la vida, nos haría bien desapegarnos de los resultados, pero no es de ningún beneficio en absoluto desprendernos de nuestro sueño de obtener resultados. Esto es parte de lo que CCD llama la dicotomía divina.
En su extraordinaria publicación, Un Manual hacia la Conciencia Superior, el difunto Ken Keyes Jr, puso este principio en términos cotidianos cuando dijo que la verdadera libertad emocional sólo se obtiene cuando cambiamos nuestras “necesidades” por “preferencias”, eliminando así nuestras “adicciones” emocionales. Considero que el libro de Ken debe ser uno de los más útiles jamás escrito, y yo sinceramente los animo a encontrar una copia y leerlo.

Ahora también preguntas, cómo puede uno llegar a “conocer a Dios” cuando Dios es sólo un concepto y no una experiencia. CCD señala que la mayoría de las personas sólo llegan a “conocer” acerca de una cosa siempre y cuando experimenten esa cosa en particular. Lo que nos pide la iluminación que hagamos, el libro dice, es “conocer” una cosa primero, y por tanto experimentarla! Por ejemplo, si sabes que la vida siempre funciona, probablemente siempre lo hará. Si sabes que el mundo es un lugar amigable, por lo general se presentará de esa manera. Si conoces a Dios, Lo experimentarás. Y si simplemente sabes que tu oración será contestada, lo será. Harías bien, MH, en volver a leer la sección de CCD que trata acerca de “conocer” algo antes de experimentarlo.

Una forma de llegar a “conocer” a Dios es tomar algún tiempo cada día para meditar en silencio. Esto podría, por supuesto, no conducir a nada. Y así, si estás apegado a los resultados podrías desalentarte y decepcionarte pronto. Sólo si estás desapegado, sólo si los resultados no son el punto de todo, va a ser serena tu meditación. Y es en la serenidad que se encontrará a Dios.
Una segunda manera de conocer a Dios es hacer que otra persona conozca a Dios. La experiencia que alientas en otro, alientas en ti mismo. Esto se debe a que no hay nadie más ahí fuera. Así que no pases tus días y horas preguntándote cómo puedes llegar a conocer a Dios. Pasa tus días y horas preguntándote cómo puedes ser un instrumento a través del cual los demás lleguen a conocer a Dios.
Porque aquello que das a los demás, te das a ti mismo.

Y ésa es una gran verdad.

domingo, 30 de mayo de 2010

el grano de mostaza




Hace muchos años, en la ciudad de Shravastra, vivía una joven mujer que había perdido a sus padres y a su marido quedando únicamente con su pequeño hijo recién nacido. Este se convirtió en su motivo para vivir.
Cuando su hijo tenía apenas un año, cayó enfermo y murió. Agobiada por la pena y el dolor, Krishna Gotami enloqueció, vagaba por las calles día y noche con el cuerpecito en sus brazos, suplicándole a todo el mundo con quien se topaba, un remedio que le devolviera la vida a su hijo.
Algunas personas pasaban por su lado sin hacerle caso, otras se alejaban asustadas, otras más cueles, se reían de ella, y la mayoría la tomaban por loca. Finalmente dio con un sabio que le dijo que la única persona del mundo que podía realizar el milagro que ella pretendía era el Buda, el cual, por fortuna, se encontraba en un bosque a las afueras de la ciudad.

Así pues, fue en busca de Buda, al llegar depositó el cadáver de su hijo ante él y le dijo:
- He perdido a mi marido y sólo vivía por este hijo, pero ahora también ha muerto. He oído hablar de tu compasión, por favor resucítalo.
Buda la escuchó con infinita compasión, y luego respondió con amabilidad:
- Sólo hay una manera de curar tu aflicción. Baja a la ciudad y tráeme un grano de mostaza de cualquier casa en la que no haya habido jamás una muerte.
Krishna Gotami experimentó un gran alivio y se dirigió a la ciudad de inmediato. Cuando llegó, se detuvo en la primera casa que vio y explicó:
- Me ha dicho el Buda que vaya y busque un grano de mostaza de una casa que nunca haya conocido la muerte.
- Tenemos sacos llenos de mostaza, pero en esta casa ha muerto mucha gente – le replicaron.
Fue a la casa de al lado.
- En nuestra familia ha habido incontables muertes – le dijeron.
Y lo mismo en la tercera y en la cuarta y en la quinta casa, hasta que por fin hubo visitado toda la ciudad y comprendió que la condición de Buda no podía cumplirse.
Llevó el cuerpo de su hijo al cementerio y se despidió de él por última vez, y a continuación volvió donde Buda.
- ¿Has traído el grano de mostaza?
- No – respondió ella -. Empiezo a comprender la lección que intentas enseñarme. Me cegaba la pena y creía que yo era la única que había sufrido a manos de la muerte.
- ¿Por qué has vuelto? – le pregunto Buda.
- Para pedirte que me enseñes la verdad de lo que es la muerte, de lo que puede haber detrás y más allá de la muerte y de lo que hay en mí, si algo hay, que no ha de morir.

Buda empezó a enseñarle:
- Si quieres conocer la verdad de la vida y la muerte, debes reflexionar continuamente sobre esto: en el universo sólo hay una ley que no cambia nunca, la de que todas las cosas cambian y ninguna cosa es permanente. La muerte de tu hijo te ha ayudado a ver ahora que el reino en el que estamos, el samsara, es un océano de sufrimiento insoportable. Sólo hay un camino, y uno solo, para escapar del incesante ciclo de nacimientos y muertes del samsara, que es el camino de la liberación. Puesto que ahora el dolor te ha preparado para aprender y tu corazón se abre a la verdad, te la voy a mostrar.

Krishna Gotami se arrodilló a sus pies y siguió a Buda durante el resto de su vida. Se dice que cuando su vida llegaba a su fin, alcanzó la iluminación.

sábado, 29 de mayo de 2010

soy




Detrás, está lo que fui
Aquí, lo que soy
Delante, lo que seré




viernes, 28 de mayo de 2010

qué es lo que debemos hacer nosotros




¿Qué es lo que debemos hacer nosotros?
¿Resolver problemas? No, eso no es lo que se necesita.
¿Entonces qué? Lo que se necesita es disolverlos.
¿Cómo se disuelven? Sencillamente olvidándolos; cuando uno está en alguna preocupación, uno sale un poco al campo o procura estar en armonía con todas las cosas; con la Naturaleza, con todo lo que es, con todo lo que ha sido y con todo lo que será.

jueves, 27 de mayo de 2010

los órdenes del amor



El amor es para muchas personas un valor absoluto: lo consideran la fuerza que mueve el mundo; el amor todo lo puede; con el amor basta.

¿De verdad, eso es todo?. Con esta pregunta no pretendemos negar o criticar el valor del amor. Pretendemos, más bien, mirar de qué manera esto sucede o, con otras palabras, qué condiciones se necesitan para que el amor fluya en toda su fuerza y potencialidad. Es lo que Bert Hellinger llama “los órdenes del amor”.

Una imagen puede ayudarnos. Un río es una corriente de agua que discurre por un cauce. Sin cauce, el agua se desparrama. Entonces puede resultar fecunda o destructiva. También el cauce puede obturarse, y entonces el agua deja de fluir y se estanca. El cauce es, simplemente, necesario para que el agua llegue a su destino.

Nacemos de unos padres. No hemos aterrizado desde la estratosfera por arte de magia. Nacer significa que no venimos a la vida desde la total autonomía, sino que venimos a la vida a partir de alguien. Es decir: nacemos vinculados. Toda forma de existencia tiene esta naturaleza vinculada.



Entre iguales, este vínculo supone un intercambio, un equilibrio entre lo que cada uno da al otro y cada uno toma del otro. Sin este intercambio equilibrado, el vínculo entre iguales no puede mantenerse.

Pero en el origen de la vida o de la existencia, el vínculo es de naturaleza desigual. Un río procede de una fuente, y no al contrario. No hay río que suministre agua a su propia fuente. También es verdad que el río puede, más adelante, suministrar su agua a otros ríos, los cuales se alimentarán de aquél. Parece una obviedad: el río fluye en una dirección, y no en la contraria.

Esto no significa que los hijos no amen a sus padres. Significa que, a diferencia del amor entre iguales, que consiste en el intercambio equilibrado del dar y el tomar a que hemos hecho referencia, el amor entre padres e hijos responde a otra dinámica: los padres dan, los hijos toman. Los padres son los grandes, los anteriores, la fuente: el flujo natural de su amor como padres es el de dar. Los hijos son los pequeños, los posteriores y, en consecuencia, toman.

Este equilibrio desigual se rompe cuando un hijo, por ejemplo, pretende ser más grande que sus padres. Bert Hellinger llama a esto “arrogancia”. El hijo dice a los padres: “soy mejor que vosotros, lo hago mejor que vosotros”. Ciertamente el río puede llegar lejos, y sin duda los padres se alegrarán de ello. La fuente se siente satisfecha de lo lejos que puede llegar el río. Pero esto no hace al hijo más grande que sus padres: continuará siendo tributario de ellos, en el sentido de que jamás podrá devolverles lo recibido, como el río no puede alimentar a su fuente.

El amor consiste, entonces, en respetar su grandeza, tomar lo que recibe y mostrar gratitud.

El equilibrio también se rompe, por tanto, cuando el hijo se niega a tomar. El hijo dice a sus padres: “no quiero lo que me dais” o “no lo quiero a ese precio”. Sencillamente, esto no es posible. Tenemos aquí una especie de autosuficiencia, el río pretende que por él discurran otras aguas diferentes a las que recibe, como si pudiera decidir quién es a base de ignorar de dónde viene.

Estos órdenes del amor no son para nada preceptos morales. Son, sencillamente, condiciones básicas para que el amor fluya, para que el agua no se disperse o no se estanque.

Quienes pretendan ignorar estas condiciones tendrán, con toda seguridad, importantes dificultades para experimentar el amor en su vida. Así de simple: nadie puede verdaderamente amar si primero no sabe recibir y agradecer.

Esto que decimos de padres e hijos tiene, como es natural, valor extensivo a las diferentes generaciones. En el seno de lo que Bert Hellinger llama “alma familiar”, todos tienen un lugar de dignidad y de respeto. Y todos quiere decir, exactamente, “todos”. Y significa algo muy preciso y de gran importancia en este ámbito de los órdenes del amor: el alma familiar no acepta exclusiones. Cuando alguien es excluido, el flujo del amor se resiente.

Hay muchas formas de excluir: ignorar, olvidar o marginar, son algunas de ellas. Pero también se excluye a alguien juzgándolo y condenándolo, o descalificándolo de muchas maneras: “la abuela fue una puta”; “el abuelo fue un borracho”; “tu tío estaba loco y nos hizo sufrir mucho”. No se trata aquí de perdonar nada, sino de comprender que nada de lo que alguien haga le puede privar de su derecho a la pertenencia. A veces la víctima se cree con el derecho a ser verdugo: esta actitud no sólo no arregla nada, sino que perturba aún más los órdenes del amor: alguien posterior asumirá un destino semejante al de la persona excluida. En este sentido, cualquier venganza, o arrogancia, o desorden, se convierte en una especie de boomerang. Alguien posterior sufrirá las consecuencias, y nadie encontrará explicación a su sufrimiento.



Estamos hablando de lo que Bert Hellinger llama “destino ciego” o “amor ciego”. Amor ciego es el del hijo que, para compensar la marginación que sufrió alguien anterior, asume, sin saberlo, su mismo destino. Amor ciego es el del hijo que, viendo que sus padres han sido infelices, no se permite a sí mismo ser feliz, como si al serlo se convirtiese en una especie de traidor. En este caso, aunque aquí no se trate de una exclusión, el hijo no toma de sus padres o pretende, con su infelicidad, ser digno de ellos o compensarles de alguna forma. Trabajo inútil: la ceguera la produce, en este caso, la idea de que se puede compensar una desgracia con otra desgracia, convirtiendo así en estéril el sufrimiento de los padres. No hay mejor manera de “purgar” la infelicidad de los que nos precedieron que llevar una vida feliz y fecunda.



A veces pensamos que la vida nos pertenece, o que podemos hacer con ella lo que queramos. Probablemente es más cierto lo contrario: nosotros somos los que pertenecemos a la vida que, querámoslo o no, tiene sus reglas, llenando de dicha a quien, humildemente, recoge todo de quienes le precedieron, reconoce a todos su lugar y se abre a intercambiar y a transmitir lo recibido. La pretensión de otra cosa solo acarrea, como atestiguan diversas tradiciones, la expulsión del Paraíso.

miércoles, 26 de mayo de 2010

voluntad




Déjame prevenirte de una cosa: la falta de fuerza de voluntad es una enfermedad mental. Si padeces esta debilidad, procura ponerle solución cuanto antes. La abundancia de fuerza de voluntad y de disciplina es uno delos principales atributos de todos aquellos con carácter fuerte y una vida maravillosa. La fuerza de voluntad te permite hacer lo que dijiste que harías: levantarte a las cinco de la mañana para cultivar tu mente mediante la meditación. O alimentar tu espíritu con un paseo por el bosque cuando la cama te reclama en un frío día de invierno. Es la fuerza de voluntad la que te permite contener la lengua cuando alguien te insulta o hace algo con lo que no estás de acuerdo, la que impulsa tus sueños cuando las alternativas parecen estar en tu contra, la que te da fuerza interior para ser fiel a tus compromisos para con los demás y, sobre todo, para contigo mismo.

martes, 25 de mayo de 2010

los designios de dios son insondables



A menudo se oye decir que los designios de Dios son insondables.
Esto significa que aunque en apariencia el destino de un ser se presente bajo el aspecto más desfavorable, no se sabe al final si estos acontecimientos no le conducirán hacia un bien mayor. Y a la inversa.
Os unís a tal hombre o tal mujer, escogéis tal oficio, vais a vivir a tal ciudad, sufrís tal enfermedad... y no sabéis adónde todo esto os llevará. Aunque vuestra relación o vuestro oficio no sean un éxito, aunque la enfermedad os retenga en el lecho durante meses, quizás es el destino que, por caminos indirectos, os conduce hacia lo que en definitiva sea lo mejor para vosotros.
No podéis pronunciaros mientras vuestra vida no haya llegado a su fin, porque a través de estos caminos «insondables» a menudo el mundo invisible os conduce hacia la luz.

lunes, 24 de mayo de 2010

la tranquilidad es una cualidad espiritual




La tranquilidad es una cualidad espiritual. Si queremos restaurar nuestra espiritualidad necesitamos tranquilizarnos. Paradójicamente sólo cuando nos tranquilizamos podemos llegar más lejos. Hacer menos, consumir menos, producir menos nos permitirá ser más, celebrar más, y disfrutar más.
El tiempo es lo que perfecciona las cosas. Date tiempo a ti mismo para hacer las cosas y date tiempo para descansar. Toma el tiempo necesario para hacer y también para ser.
Es en el baile de hacer y ser donde la espiritualidad se encuentra.

domingo, 23 de mayo de 2010

la ley de la entrega




El universo opera por el intercambio dinámico,
dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de energía en el universo.
Y con nuestra disposición para dar aquello que buscamos,
hacemos que la abundancia del universo siga circulando en nuestras vidas.

sábado, 22 de mayo de 2010

bajo por una calle



1) Bajo por la calle.
Hay un enorme hoyo en la acera.
Me caigo dentro.
Estoy perdido...impotente.
No es culpa mía.
Se tarda una eternidad en salir de allí.

2) Bajo por la misma calle.
Hay un enorme hoyo en la acera.
Hago como que no lo veo.
Vuelvo a caer dentro.
No puedo creer que esté en ese mismo lugar.
Pero no es culpa mía.
Todavía se tarda mucho tiempo en salir de allí.

3) Bajo por la misma calle.
Hay un enorme hoyo en la acera.
Veo que está allí.
Igual caigo en él...es un hábito.
Tengo los ojos abiertos.
Sé donde estoy.
Es culpa mía.
Salgo inmediatamente de allí.

4) Bajo por la misma calle.
Hay un enorme hoyo en la acera.
Paso por el lado.

5) Bajo por otra calle.

viernes, 21 de mayo de 2010

mirar el dolor a los ojos



Todas las adicciones surgen de una negativa inconsciente a encarar y traspasar el propio dolor. Todas las adicciones empiezan con dolor y terminan con dolor. Cualquiera que sea la sustancia que origine la adicción- alcohol, comida, drogas legales o ilegales, o una persona , estás usando algo o a alguien para encubrir tu dolor. Por eso hay tanto dolor e infelicidad en las relaciones en cuanto pasa la primera euforia. Las relaciones mismas no son la causa del dolor y de la infelicidad, sino que sacan a la superficie el dolor y la infelicidad que ya están en ti. Todas las adicciones lo hacen. Llega un momento en que la adicción deja de funcionar y sientes el dolor con más intensidad que nunca. Ésta es la razón por la que la mayoría de la gente siempre está intentando escapar del momento presente y buscar la salvación en el futuro. Si concentrasen su atención en el ahora, lo primero que encontrarían sería su propio dolor, y eso es lo que más temen. Si supieran lo fácil que es acceder ahora al poder de la presencia que disuelve el pasado y su dolor, a la realidad que disuelve la ilusión.
Si supieran lo cerca que están de su propia realidad, lo cerca que están de Dios.

jueves, 20 de mayo de 2010

los diez rituales de la vida radiante




1) Ritual de la Soledad: su propósito es la autorrenovación, y se consigue pasando un tiempo a solas, inmerso en la hermosa envoltura del silencio. Funciona mejor cuando lo practicas cada día a la misma hora.

2) Ritual de Fisicalidad: se basa en el principio de que si cuidas tu cuerpo cuidas tu mente. Dedica cada día un poco de tiempo a nutrir el templo de tu cuerpo con vigorosos ejercicios. Haz que tu circulación sanguínea se ponga en movimiento. Eso implica también aprender a respirar bien, más profunda y lentamente.

3) Ritual de la Nutrición: comer alimentos vivos, es decir aquellos que provienen de la interacción natural del sol, el aire, la tierra y el agua. Piensa que los animales más fuertes del planeta, llámense gorilas o elefantes, llevan consigo la insignia del vegetariano.

4) Ritual del Saber Abundante: se centra en la idea del aprendizaje y la expansión de tus conocimientos por el bien de ti mismo y de cuantos te rodean. Consiste en convertirse en un alumno de la vida y, aún más importante, requiere que utilices lo que has aprendido en el aula de tu existencia. Leer cosas nutritivas regularmente puede ayudar mucho.

5) Ritual de la Reflexión Personal: se trata de pensar para prosperar. Tomar el hábito de la introspección personal. Analizando lo que haces y en qué inviertes tu tiempo, estás estableciendo un baremo para medir tu perfeccionamiento. El único modo de mejorar mañana es saber qué has hecho mal hoy.

6) Ritual del Despertar Anticipado: levantarse con el sol y empezar bien el día. En general dormimos más de lo necesario. Siempre sentirás cierta incomodidad cuando intentes establecer un nuevo hábito. Lo que cuenta es la calidad del sueño no la cantidad. Es mejor dormir seis horas seguidas profundamente, que diez horas dando vueltas en la cama.

7) Ritual de la Música: jamás olvides el poder de la música. Invierte un poco de tiempo cada día, aunque sea escuchar alguna pieza suave mientras vas en coche al trabajo. Cuando te sientas decaído o cansado, pon un poco de música inspiradora.

8) Ritual de la Palabra Hablada: tú eres eso que piensas todo el día. Eres también lo que te dices a ti mismo todo el día. Las palabras que te dices a ti mismo afectan a tu autoimagen y ésta determina que medidas tomas.

9) Ritual del Carácter Congruente: se trata de fraguar tu carácter cultivando tus virtudes. Una vida virtuosa es una vida con sentido. Deja que tu vida se rija por los principios de : laboriosidad, compasión, humildad, paciencia, honestidad y coraje. Cuando tus actos sean congruentes con estos principios, sentirás una profunda sensación de armonía y paz interiores.

10) Ritual de la Simplicidad: se trata de vivir una vida sencilla. No hay que vivir en el meollo de las cosas nimias. Concéntrate en tus prioridades, en esas actividades que tienen verdadero sentido. Afloja la marcha y separa el grano de la paja.

miércoles, 19 de mayo de 2010

las siete virtudes para una vida rebosante de paz



El yogui Raman me dijo que las siete virtudes para una vida rebosante de paz, alegría y riqueza interiores estaban contenidas en una fábula mística. Esta fábula era la esencia de todo. Me pidió que cerrara los ojos como he hecho ahora aquí mismo, en tu sala de estar. Luego me dijo que imaginase la siguiente escena con los ojos de mi mente:
Estás sentado en mitad de un espléndido y exuberante jardín. Este jardín está lleno de las flores más espectaculares que has visto nunca. El entorno es extraordinariamente tranquilo y callado. Saborea los sensuales placeres de este jardín y piensa que tienes todo el tiempo del mundo para disfrutar de este oasis. Al mirar alrededor ves que en mitad del jardín mágico hay un imponente faro rojo de seis pisos de alto. De repente, el silencio del jardín se ve interrumpido por un chirrido fuerte cuando la puerta del faro se abre. Aparece entonces un luchador de sumo japonés —mide casi tres metros y pesa cuatrocientos kilos—, que avanza indiferente hacia el centro del jardín. Un cable de alambre color de rosa cubre sus partes. Cuando el luchador de sumo empieza a moverse por el jardín, encuentra un reluciente cronógrafo de oro que alguien olvidó muchos años atrás. Resbala y al momento cae con un golpe sordo. El luchador de sumo queda inconsciente en el suelo, inmóvil. Cuando ya parece que ha exhalado su último aliento el luchador despierta, quién sabe si movido por la fragancia de unas rosas amarillas que florecen cerca de allí. Con nuevas energías, el luchador se pone rápidamente en pie y mira intuitivamente hacia su izquierda. Lo que ve le sorprende mucho. A través de las matas que hay al borde mismo del jardín observa un largo y serpenteante camino cubierto por millones de hermosos diamantes. Algo parece impulsar al luchador a tomar esa senda y, dicho sea en su honor, así lo hace. Ese camino le lleva por la senda de la alegría perdurable y la felicidad eterna.

Tras oír aquel extraño cuento allá en las cumbres del Himalaya y sentado junto a un monje que había visto de primera mano la antorcha de la verdadera luz, Julián me dijo que se desilusionó. Sencillamente, dijo que pensó que iba a oír algo definitivo, un esclarecimiento que le haría pasar a la acción o, por qué no, le arrancaría lágrimas. En cambio, sólo había escuchado una tontería sobre un luchador y un faro. El yogui Raman detectó su desaliento: Nunca descuides el poder de la sencillez - le dijo a Julián. Puede que esta historia no sea el discurso sofisticado que esperabas, pero su mensaje contiene un mundo de sensibilidad y su objeto es puro. Desde el día en que llegaste, he pensado mucho en cómo iba a compartir nuestro saber contigo. Al principio pensé darte una serie de lecciones a lo largo de varios meses, pero comprendí que este enfoque tradicional no se adaptaba a la naturaleza mágica del saber que estás a punto de recibir. Luego pensé en pedir a mis hermanos y hermanas que invirtieran un poco de tiempo contigo para introducirte en nuestra filosofía. Pero tampoco era éste el sistema más efectivo para que aprendieras lo que tenemos que decirte. Tras reflexionar largamente, llegué a lo que me parece un modo muy creativo y a la vez extremadamente eficaz de enseñar el método de Sivana al completo, con sus siete virtudes... y es esta fábula.

El sabio hizo una pausa y luego añadió: Al principio puede que te parezca frívolo e incluso infantil. Pero te aseguro que cada elemento de la fábula encarna un principio imperecedero y contiene un profundo significado. El jardín, el faro, el luchador de sumo, el cable de color rosa, el cronógrafo, las flores y el sinuoso sendero de los diamantes son símbolos de las siete virtudes para conseguir una vida de esclarecimiento. Te puedo asegurar también que si recuerdas esta historia y las verdades fundamentales que entraña, podrás llevar en tu interior todo cuanto necesitas saber para elevar tu vida al máximo nivel. Tendrás toda la información y las estrategias que necesitarás para modificar la calidad de tu vida y de las de cuantos te rodean. Y cuando apliques a diario este saber, podrás cambiar mental, física, emocional y espiritualmente. Te pido que escribas esta pequeña historia en tu mente y que la lleves en tu corazón. Si la abrazas sin reservas te aseguro que notarás la diferencia.

martes, 18 de mayo de 2010

elige lo desconocido



Siempre que tengas oportunidad de elegir, recuerda, elige lo desconocido, lo arriesgado, lo peligroso, lo inseguro, y no te equivocarás...
Aunque sufras, vale la pena, siempre compensa.
Sales más maduro, más formado, más inteligente.



lunes, 17 de mayo de 2010

no puedes tener...




You cannot have a happy ending to an unhappy journey.





domingo, 16 de mayo de 2010

no subestimes nada



La vida está compuesta de insignificancias;
el año de instantes,
y las montañas de granos de arena.

Por lo tanto, no subestimes nada,
por pequeño que te parezca.



sábado, 15 de mayo de 2010

un día




—Un día, mientras el yogui Raman y yo caminábamos por un tranquilo sendero de montaña, le pregunté quién era su filósofo favorito. Me dijo que había tenido muchas influencias en su vida y que le resultaba difícil destacar una como su fuente de inspiración. Había una cita, no obstante, que siempre llevaba en su corazón, una cita que integraba todos los valores que más apreciaba tras una vida dedicada a la contemplación. Y en aquel lugar bellísimo, un lugar perdido en las montañas, aquel sabio de Oriente la compartió conmigo. Yo también grabé sus palabras en mi corazón. Me sirven para recordar cada día aquello que somos y aquello que podemos ser. Eran palabras del gran filósofo indio Patanjali. Repetirlas en voz alta cada mañana antes de sentarme a meditar ha influido poderosamente en mí. Recuerda, John, que las palabras son la encarnación verbal del poder. Julián me enseñó la tarjeta.

La cita del filósofo decía así:

Cuando te inspira un objetivo importante, un proyecto extraordinario, todos tus pensamientos rompen sus ataduras: tu mente supera los límites, tu conciencia se expande en todas direcciones y tú te ves en un mundo nuevo y maravilloso. Las fuerzas, facultades y talentos ocultos cobran vida, y descubres que eres una persona mejor de lo que habías soñado ser.

viernes, 14 de mayo de 2010

no hay errores en la vida, sólo lecciones



No hay errores en la vida, sólo lecciones. No existe una experiencia negativa, sino sólo oportunidades que hay que aprovechar para avanzar por el camino del autodominio. De la lucha surge la fuerza. Incluso el dolor puede ser muy buen maestro.

—¿El dolor? —objeté.—

Desde luego. Para superar el dolor, primero hay que experimentarlo. Dicho de otro modo, no puedes saber lo que se siente en la cumbre de la montaña si antes no has visitado el más hondo de los valles. ¿Entiendes?

—¿Para degustar el bien primero hay que conocer el mal?

—Sí. Pero te sugiero que no juzgues los hechos como positivos o negativos. Limítate a experimentarlos, festejarlos y aprender de ellos. En todo hay una lección que aprender. Estas pequeñas lecciones estimulan tu mundo interior y exterior. Sin ellas no podrías avanzar. Aplícalo a tu vida actual. La mayoría de la gente ha sacado lo mejor de sí misma a través de las experiencias más sugestivas y difíciles. Si te encuentras con un resultado que no esperabas y te sientes decepcionado, recuerda que las leyes de la naturaleza especifican que cuando una puerta se cierra otra se abre.

jueves, 13 de mayo de 2010

la mayoría de la gente



La mayoría de la gente vive —ya sea física, intelectual o moralmente— en un círculo muy restringido de sus posibilidades. Todos nosotros tenemos reservas de vida en las que ni siquiera soñamos.

miércoles, 12 de mayo de 2010

la vida carece de importancia en sí misma



La vida carece de importancia en sí misma.

Sólo es significativa si eres capaz de cantar una canción a lo Eterno, si puedes liberar un poco de fragancia divina, un poco de eternidad, si eres capaz de convertirte en una flor de loto: inmortal y eterna. Si aprendes a convertirte en puro amor, si eres capaz de embellecer esta existencia, si puedes convertirte en una bendición para esta existencia, solamente entonces la vida tiene significado; en caso contrario, no tiene sentido. Es como un lienzo en blanco: puedes cargar con él durante toda tu vida y morir aplastado bajo su peso, pero ¿para qué? ¡Pinta algo en él!

Tú has de darle significado a tu vida; ese significado no te es dado. Se te ha dado libertad, se te ha dado creatividad, se te ha dado la vida, se te ha dado todo lo necesario para que le confieras un significado. Te han sido proporcionados todos los ingredientes esenciales para su significado, pero ese significado no te ha sido dado. Tú has de crearlo. Tú mismo te has de convertir en creador.

Y cuando tú mismo te conviertes en creador, participas de Dios, formas parte de Dios.

martes, 11 de mayo de 2010

el amor es una flor muy frágil



El amor es una flor muy frágil. Tiene que ser protegido, tiene que ser reforzado, tiene que ser regado; sólo entonces se fortalece.


Ama como algo natural, tal y como respiras. Y cuando ames a alguien, no empieces a exigir; si no desde el principio mismo estarás cerrando las puertas. No tengas ninguna expectativa. Si algo aparece en tu camino, siente gratitud. Si nada viene, no es necesario que venga, no lo necesitas, no puedes mantener esa expectativa.


Cuando no tienes amor, le pides al otro que te lo dé. Eres un mendigo. Y el otro te está pidiendo que se lo des a él o a ella. Ahora bien, dos mendigos extendiendo sus manos uno al otro y ambos con la esperanza de que el otro lo tenga... Naturalmente ambos se sienten derrotados y ambos se sienten engañados.
Esta es la paradoja: aquellos que se enamoran no tienen amor, por eso se enamoran. Y porque no tienen amor, no pueden darlo. Y algo más : una persona inmadura sólo se enamora de otra persona inmadura, porque sólo ellas pueden comprender el lenguaje de la otra. Una persona madura ama a una persona madura. Una persona inmadura ama a una persona inmadura.
El problema básico del amor es madurar primero, entonces encontrarás una pareja madura; entonces la gente inmadura no te atraerá para nada. Es sencillamente así.


Así como la luz rodea a la llama, el amor te rodea. Tú eres amoroso, eres amor.
Entonces tiene eternidad. No está dirigido a nadie. Cualquiera que se acerque beberá de él. Cualquiera que se acerque a ti estará encantado con él, enriquecido por él. Un árbol, una roca, una persona, un animal, no importa. Incluso si estás sentado, solo... Buda, solo, sentado bajo su árbol está irradiando amor. El amor está constantemente lloviendo a su alrededor. Eso es eterno y ése es el verdadero anhelo del corazón.

lunes, 10 de mayo de 2010

espacio interno



Freud dijo que la meta de la terapia era hacer consciente lo inconsciente. Verdaderamente, hizo de este postulado el núcleo de su trabajo como teórico. Y además, definió al inconsciente como algo muy displacentero. Para ilustrar esto, consideremos lo siguiente: es un caldero de deseos establecidos; un pozo sin fondo de anhelos incestuosos y perversos; un lecho de experiencias aterradoras que aún pueden surgir a la consciencia. Francamente, ¡esto no suena como algo que quiera que acceda a mi consciencia!.
Carl Jung, joven colega de Freud, se dedicó a la exploración del “espacio interno” a través de todo su trabajo. Se lanzó a la tarea equipado con los antecedentes de la teoría freudiana, por supuesto, y con un conocimiento aparentemente inagotable sobre mitología, religión y filosofía. Pero era especialmente ducho en el simbolismo de tradiciones místicas complejas tales como gnosticismo, alquimia, cábala y tradiciones similares en el hinduismo y el budismo. Si hay una persona que tenga un sentido del inconsciente y sus hábitos como capaz de expresarse solo de forma simbólica, éste es Carl Jung.
Además, tuvo la capacidad de un soñar muy lúcido e ilusiones ocasionales. En otoño del 1913 tuvo la visión de una “inundación monstruosa” que hundía casi toda Europa cuyas aguas llegaban hasta las faldas de las montañas de su nativa Suiza. Vio miles de personas ahogándose y la ciudad temblando. Luego, las aguas se tornaban en sangre. En las siguientes semanas a la visión, surgieron sueños de inviernos eternos y ríos de sangre. Estaba asustado de que se estuviese volviendo psicótico.
Pero el uno de agosto de ese año, empezó la Primera Guerra Mundial. Jung creyó que de alguna manera existía una conexión entre él como individuo y la humanidad en general que no podía explicarse. Desde este momento hasta 1928, se fue metiendo en un proceso doloroso de auto-exploración que formaría la base de su futura teoría.
Cuidadosamente empezó a anotar sus sueños, fantasías y visiones, y los dibujó, pintó y esculpió. Halló que sus experiencias tendían a tomar formas humanas, empezando por un anciano sabio y su acompañante, una niña pequeña. El anciano sabio evolucionó, a través de varios sueños, hasta una especie de gurú espiritual. La niña pequeña se convirtió en “anima”, el alma femenina, que servía como medio de comunicación (medium) entre el hombre y los aspectos más profundos de su inconsciente.
Un duende marrón cuero apareció como celador de la entrada al inconsciente. Era “la sombra”, una compañía primitiva del Yo de Jung. Jung soñó que tanto él como el duende, habían asesinado a la preciosa niña rubia, a la que llamó Siegfred. Para éste, esta escena representaba una precaución con respecto a los peligros del trabajo dirigido solo a obtener la gloria y el heroísmo que prontamente causaría un gran dolor sobre toda Europa (¡así como también un aviso acerca de los peligros de algunas de sus propias tendencias respecto de la empresa heroica de Sigmund Freud!).
Jung soñó también mucho con cuestiones relacionadas con la muerte; con el territorio de los muertos y el renacimiento de los mismos. Para él, esto representaba el inconsciente mismo; no aquel “pequeño” inconsciente del que Freud hizo tan grande, sino un nuevo inconsciente colectivo de la humanidad. Un inconsciente que podía contener todas las muertes, no solo nuestros fantasmas personales. Jung empezó a considerar que los enfermos mentales estaban poseídos por estos fantasmas, en una época donde se supone que nadie creía en ellos. Con el solo hecho de “recapturar” nuestras mitologías, entenderíamos estos fantasmas, nos sentiríamos cómodos con la muerte y así superar nuestras patologías mentales.
Los críticos han sugerido que Jung estaba simplemente enfermo cuando todo esto ocurrió. Pero Jung creía que si queremos entender la jungla, no nos podemos contentar con solo desplazarnos por sus alrededores. Debemos entrar en ella, no importa cuán extraña o aterradora pueda verse.

domingo, 9 de mayo de 2010

el dinero y la espiritualidad




Identificar mis necesidades parece muy simple, pero tengo cuarenta años y todavía no las tengo claras. Son demasiadas (pasar más tiempo a solas, ampliar mi círculo social, tener dinero y tiempo libre) y algunas parecen contradecirse entre sí. ¿Por dónde empiezo?

A veces resulta difícil determinar qué necesitamos y establecer prioridades. Pero lo más importante es comenzar a prestar atención.
 ¿Qué quiere de verdad? Piense en lo que ocurre a las personas que sufren una catástrofe y lo pierden todo. Se ven obligadas a restablecer sus prioridades. ¿Qué sería más importante para usted en esa situación ? ¿Qué necesita y desea de verdad para su bienestar?
 Sí; sé que las distintas voces de su interior responden cosas diferentes porque, como ya he dicho, la vida está llena de polaridades. Necesitamos pasar tiempo a solas, pero también relacionarnos con los demás. Sin embargo, quizá descubra que tener un círculo social amplio es menos importante que mantener un contacto estrecho y regular con unas pocas personas.
 Podría llegar a la conclusión de que es posible descartar las formas menos gratificantes de relacionarse con los demás, buscar personas que le produzcan una mayor satisfacción y, al mismo tiempo, dedicarse más tiempo a uno mismo.
 Sé que no es fácil. Pero forma parte del proceso de tomar conciencia. En el trascurso de la vida tenemos que repetirnos muchas veces la misma pregunta "¿Qué es verdaderamente importante para mí?" e ir modificando la respuesta. Nuestras necesidades y deseos cambian. A medida que perseguimos ciertas metas que nos parecen importantes y desarrollamos ciertas facetas, es probable que nuestras prioridades cambien.
 Por ejemplo, durante mucho tiempo mi trabajo fue importantísimo para encontrar satisfacción y plenitud en mi vida. Ahora eso comienza a cambiar ligeramente. He satisfecho muchas de mis necesidades y deseos en ese ámbito. Siento la necesidad de tener más tiempo para mí y el deseo de explorar otras áreas de mi creatividad. Esto también me impulsa a desarrollar nuevos métodos de trabajo.

¿Cómo es posible que siempre acierte sobre las necesidades de mi familia y amigos y no sobre las mías?

Si se ha identificado con las cualidades de la persona benefactora o complaciente, es probable que le resulte más sencillo conocer las necesidades de los demás que las suyas propias. Debe aprender a prestar menos atención a otros y concentrarse en uno mismo.
 Esto requiere práctica, como cualquier otra disciplina que deseamos dominar. Casi todos estamos condicionados para negar nuestras necesidades más profundas. No hemos aprendido a ser perceptivos en este aspecto. Pero con un poco de ayuda y práctica lo conseguirá.

Dice que un elemento importante de la prosperidad consiste en equilibrar las polaridades en la vida y en nosotros mismos. ¿Eso significa que cuanto más feliz y próspera sea, más reveses debo esperar?

No, al contrario. Si se identifica con un extremo de la polaridad y vive inclinado hacia ese lado, tarde o temprano la vida la obligará a pasarse al otro extremo para que comience a explorarlo y aceptarlo.
 Si ha realizado el trabajo necesario para tomar conciencia y aceptar ambos extremos de la polaridad, "contendrá" los dos opuestos. Es una posición muy estable. Cuando haya desarrollado ambos aspectos, o al menos sea consciente de ambos y los haya aceptado, se sentirá más equilibrada y habrá menos posibilidades de que caiga en un extremo negativo.

Tengo miedo de ser muy feliz, porque creo que entonces tendré momentos igualmente tristes. ¿Me ocurrirá algo verdaderamente demoledor?

Si solo desea felicidad en la vida y se niega a aceptar otra cosa, está totalmente identificada con un extremo de la polaridad y niega el otro, tal vez a causa del miedo. Sin duda la vida continuará su curso y le producirá tristeza en alguna ocasión.
 Pero si acepta los dos extremos de la polaridad, si comprende que la vida contiene momentos de felicidad y de tristeza, superará los momentos tristes con la convicción de que todo tiene un aspecto positivo. La plenitud y satisfacción de su vida no desaparecerá solo porque pase por una mala racha.

Tengo menos dinero que hace cinco años, pero me siento más próspera. ¿Por qué? ¿Porque tenemos menos miedo o porque estoy negando mis verdaderos sentimientos? ¿Es progreso o negación?

Yo diría que es progreso. Lo que dice coincide con el hecho de que la prosperidad depende menos de la situación económica que del grado de satisfacción de ciertas necesidades en la vida.
 Es probable que haya evolucionado hasta un estado en el que está más en contacto consigo misma en ciertos aspectos y, en consecuencia, haya conseguido satisfacer más necesidades. Quizá no todas, pero más que antes. Si vive en mayor armonía consigo misma, más cerca de lo que es, el hecho de que su situación económica haya cambiado ligeramente es irrelevante.

¿Y si ha cambiado más que ligeramente en un sentido negativo? ¿Debo pensar que es un precio que debo pagar?

Debería pensar qué parte de usted refleja su situación económica. Quizá deba tomar otros pasos hacia el cambio y la sanación.

Hace poco asistí a una de sus charlas sobre prosperidad y noté una reacción de desencanto general cuando dijo que no todo el mundo está destinado a tener mucho dinero. ¿Cómo interpreta esa reacción?

Creo que en un nivel profundo tenemos la posibilidad de escoger. No existe un Dios que haya dicho con antelación: "Tú serás rico y tú serás pobre durante toda tu vida. Ahora saca el máximo partido de tu situación".
 Creo que el alma elige el proceso de aprendizaje que desea o el que necesitamos para nuestro desarrollo como seres humanos. Tengo la impresión de que se nos presenta el reto de encontrar la verdadera prosperidad dentro de las circunstancias concretas que hemos creado en nuestra vida.

Me resisto a creer que el viaje de mi vida puede incluir el que pase necesidades económicas durante el resto de mi existencia. ¿Acaso el hecho de que diga que me resisto, una expresión con mucha carga afectiva, significa que estoy negando alguna energía o algún aspecto de mi personalidad?

Es muy probable, porque cuando existe una carga afectiva, casi siempre subyace una energía negada. Puede que esté negando esa parte de usted que podría ser feliz con muy poco: el asceta que habita en su interior.
 También es posible que le digas: "Si nunca he tenido mucho dinero, jamás conseguiré satisfacer mis necesidades".
 Es como ser condenada a la infelicidad de por vida. ¿Y si pudiera ser feliz teniendo solo el dinero necesario para hacer las cosas que desea de verdad y sentirse satisfecha con esa vida? ¿Necesitaría grandes sumas de dinero?

Me he acostumbrado a usar mi tarjeta de crédito y pensar que el dinero aparecerá de un modo u otro. ¿Conoce la voz que dice: "No viviré dentro de mis posibilidades?" (Es como Scarlet O' Hara en lo que el viento se llevó: "Nunca volveré a pasar hambre"). ¡Cómo domar a Scarlet O' Hara con una Mastercard?

Las tarjetas de crédito son muy peligrosas y yo aconsejo que se usen con prudencia. Si es proclive al autosabotaje, a la rebeldía o a los excesos, quizás sea mejor no usarlas. Incluso las personas más sensatas y responsables se sorprenden de la rapidez con que acumulan gastos, y a veces tienen dificultades para pagarlos. Las tarjetas de crédito alimentan esa parte de nosotros que se niega a reconocer los límites.

Siempre he tenido la esperanza de ganarme muy bien la vida, mejor que mis padres, pero no es así, ¿sabe por qué?

Es posible que se haya identificado con esa faceta de su personalidad que dice: "Si tienes éxito deberías ganar tanto dinero; debes ganar más que tus padres, porque en teoría, tienes que avanzar en la escala social".
 Quizás haya negado esa otra parte de usted que dice: "No me interesa tener mucho dinero. Ni siquiera aspiro a tener éxito completo en mi profesión. Si pudiera vivir en un sitio bonito, hacer algo que me apasione y estar rodeada de gente que me ame, sería feliz".
 Desde luego, otra posibilidad es que esté bloqueando inconscientemente su capacidad para ganar más dinero por temor al éxito o por rebeldía.

¿Cómo puedo hacerme un presupuesto si mis ingresos son tan irregulares?

Mis ingresos también son irregulares y siempre lo han sido. Hago lo posible para prever lo que sucederá. Planifico mis gastos unos meses o un año antes, basándome en la cantidad de seminarios que coordino, los posibles derechos de autor de mis libros y otras fuentes de ingresos. Procuro calcular a la baja, para no encontrarme con sorpresas desagradables. Con un poco de práctica aprenderá a hacer conjeturas bastante realistas.
 Después tiene que revisar el presupuesto con regularidad. Es importante saber cuánto gasta. Yo he descubierto que cuando uno tiene una idea clara de lo que necesita, de una forma u otra se las arregla para ganar lo suficiente para cubrir esas necesidades. En mi caso ha sido así, y he visto que a muchas personas les ocurre lo mismo.

¿Hacer un presupuesto no limita la idea de prosperidad? ¿No aprovecharíamos mejor el tiempo visualizando nuevos ingresos?

No; porque cuando uno hace un presupuesto crea un plan de lo que necesita. Esto permite que el universo lo ponga en marcha. He descubierto que es mejor controlar el proceso de manera consciente, descubrir lo que uno necesita y luego visualizar los ingresos que se desean. Después puede comenzar a ampliar su visión de manera paulatina.
 La mayoría de la gente piensa que un presupuesto determina lo que no deben gastar. Pero un buen presupuesto es equilibrado; deja lugar para algunas de las cosas que se quieren, además de aquellas que necesita. Es probable que no pueda gastar tanto como le gustaría de inmediato, pero con un poco de paciencia su prosperidad económica crecerá.

El principal obstáculo en mi experiencia de prosperidad es el miedo. ¿Es verdad que el miedo nos atormentará hasta que hagamos las cosas que más nos asustan? He pensado en saltar en paracaídas para superar mi miedo a las alturas.

Tiene que admitir su miedo y trabajar con él. No me parece buena idea desestimar su miedo y obligarse a hacer aquello que la aterroriza. Creo que es más conveniente observar ese miedo, experimentarlo, honrarlo y respetarlo y luego pensar en los pequeños pasos que puede dar para superarlo.
 Yo concibo mi miedo como si fuera un niño asustado. ¿Cuál es la mejor manera de tratar a un niño asustado? Si usted tuviera un hijo que teme a las alturas, ¿lo obligaría a saltar en paracaídas? No; no es la mejor manera de resolver el problema. Sería mejor sentarse a hablar con ese niño con tranquilidad y afecto, permitirle expresar todo lo que le ocurre.
 Es posible que una voz fuerte y autoritaria le diga: "Vamos, eso es lo que debes hacer". Pero esa clase de energía de poder prácticamente garantiza que salga a la superficie el extremo opuesto de la polaridad, la energía vulnerable del niño: "Pero tengo miedo, no quiero hacerlo".
 Pruebe a decirle al niño: "Veamos, si quisiéramos hacer esto, ¿qué medidas podríamos tomar para que te diera menos miedo"? Mediante este proceso, comience a usar su poder y su fuerza para apoyar a su faceta asustada y vulnerable. No la abrume ni la niegue diciéndose "Soy una tonta por tener miedo", o "Ve y hazlo de una vez".
 Muchas personas usan su fuerza para negar, suprimir o castigar su vulnerabilidad. Tenemos que aprender a usar nuestra fuerza para apoyar nuestra vulnerabilidad. Un niño que se siente comprendido, apoyado, protegido y alentado supera su miedo poco a poco.
 Podemos dar pequeños pasos para que el miedo no sea un obstáculo en nuestra vida. Si estos pasos no son mayores de lo que nuestro miedo puede tolerar, progresaremos.

¿Cree que podemos emprender este proceso solos, o necesitamos un consejero o un psicoterapeuta?

Creo que un buen consejero o un psicoterapeuta puede resultar muy útil. Casi todos nos tratamos a nosotros mismos como nos trataron nuestros padres u otras figuras de autoridad en la infancia. En cierto sentido, una psicoterapia es una nueva forma de paternidad. Es estar con alguien que le enseña a hacer las cosas de otra manera. Una vez que adquiera experiencia en el trabajo con un consejero (con alguien que esté a su disposición) le resultará más sencillo continuar sola.

Si pienso en "equilibrar las polaridades" tengo la impresión de que debo obligarme a hacer cosas que no deseo hacer. ¿Lo he entendido mal?

Sí. No tiene que obligarse a hacer cosas que no desee. En ocasiones tendrá que darle un empujoncito en una dirección que le parece penosa o amenazadora, pero no debería sentirlo como una obligación. Si es así, no lo haga. Debería verlo como una exploración, como algo que desea hacer aunque le produzca inseguridad. No es una obligación sino una forma de expansión. La vida siempre tiene los medios para guiarnos en la dirección que debemos tomar.

¿Por qué debería yo ser rica cuando otros son tan pobres? ¿Por qué iba a merecer más que los demás?

En primer lugar parece dar por sentado que hay una suma limitada de dinero. Piensa que si toma una porción más grande del pastel, otros se quedarán con una más pequeña. Pero el dinero es un reflejo de la energía y hay suficiente energía vital para todos. Es posible aprender a vivir de modo que la energía fluya a través de nosotros y de nuestra vida.
 Por otra parte, en el mundo, hay una cantidad limitada de recursos materiales, de modo que tenemos que ser conscientes de cómo usamos dichos recursos. Hemos creado una situación desequilibrada, en las que unos pocos consumimos una parte demasiado importante de los recursos del mundo.
 Podemos conseguir que en nuestra vida fluya tanta cantidad de energía, en forma de dinero, como el universo considere conveniente. Pero creo que deberíamos ser conscientes de cómo vivimos en la Tierra y no agotar sus recursos limitados.
 Si tiene más dinero del que cree merecer, puede usarlo para hacer una contribución al mundo. Emplee esa energía, esos recursos, para hacer lo que se sienta inclinada a hacer. Servirá para demostrar a otros que está bien tener energía y poder. He escrito extensamente sobre este tema en mis libros Visualización creativa y Vivir en la luz. Todo se reduce al hecho de que si sigue los dictados de su corazón, de su alma y de sus verdaderos deseos, el dinero llegará de una forma que no es dañina para usted ni para ninguna otra persona.

Los últimos libros sobre prosperidad hablan de buscar la dicha y encontrar un empleo divertido y estimulante todo el tiempo, ¿verdad?

No cada instante; por supuesto. Todo tiene sus momentos difíciles, sus retos, sus problemas y frustraciones. Pero si hace algo que le apasiona o que es apropiado para usted, la experiencia es satisfactoria y enriquecedora.
 "Buscar la dicha" es una frase preciosa, pero sugiere que uno debe permanecer en estado de dicha constantemente. Y yo no creo que sea así. No conozco a nadie que viva de ese modo. Por mucho que amen lo que hacen, no siempre se sienten dichosos.
 Creo que cuando hacemos lo que realmente nos estimula, aquello para lo que tenemos energía, nos sentimos más involucrados en la tarea, experimentamos fascinación, plenitud y sí. ¡también nos divertimos!
Me inculcaron la idea de que si algo es divertido no es trabajo y que se nos paga de acuerdo con la dificultad de lo que hacemos.
No creo que ningún trabajo sea divertido todo el tiempo. Pero es posible ganar mucho dinero haciendo algo que proporcione verdadero disfrute. Es mi caso. Y aunque mi trabajo es divertido, a veces también me plantea problemas. Sin embargo, casi todo lo que hago surge directamente de mi corazón y de mi alma, y me resulta muy gratificante.

¿Por qué los budistas creen que el deseo es la fuente de todo sufrimiento y que la libertad consiste en liberarnos de nuestros apegos, mientras usted dice que debemos confiar en nuestros deseos y guiarnos por sus dictados?

He oído muchas traducciones e interpretaciones distintas de esta enseñanza. No estoy segura de qué pensaba Buda, pero me inclino a pensar que se refería a las falsas ansias que experimentamos cuando perdemos contacto con el corazón y el alma. Sin embargo, he observado que la forma en que muchas personas ponen en práctica este principio conduce a la negación de las necesidades y sentimientos humanos y desata una batalla constante en nuestro interior. En lugar de intentar liberarnos de la experiencia humana, creo que es más fructífero reconocer que, como seres humanos, hemos escogido esa experiencia. Mi objetivo es aceptarla, aprender y disfrutar de ella todo lo posible.

sábado, 8 de mayo de 2010

algunos ven cosas





Algunos ven cosas que existen, y se preguntan para qué.
Yo sueño cosas que no existieron, y me pregunto por qué no.




viernes, 7 de mayo de 2010

no he venido a este mundo 
a cumplir tus expectativas





No he venido a este mundo

a cumplir tus expectativas

No has venido a este mundo

a cumplir mis expectativas

Yo hago lo que hago

Tú haces lo que haces

Yo soy yo

Un ser completo

aún con mis carencias

Tú eres tú

Un ser completo

aún con tus carencias

Si nos encontramos

y nos aceptamos

Si somos capaces de

no cuestionar

nuestras diferencias

y de celebrar juntos

nuestros misterios

podremos caminar

el uno junto al otro

ser mutua y respetuosa

sagrada y amorosa

compañía

en nuestro camino

Si eso es posible

puede ser maravilloso

Si no

no tiene remedio.

jueves, 6 de mayo de 2010

la vida




La vida conduce al hombre serio por abigarrados y tortuosos senderos.


A menudo frena la fuerza de la andanza, luego vuelve a enderezarse.
Ya un elocuente contenido logra verterse libremente en palabras.


Ya la pesada carga del saber debe encerrarse en el silencio.
Mas allí donde dos hombres están acordes en lo hondo de su corazón,
Quiebran la fortaleza aún de bronces o aceros.
Y allí donde dos hombres se entienden plenamente en lo hondo de su corazón,
Sus palabras son dulces y fuertes como aroma de orquídeas.




miércoles, 5 de mayo de 2010

el hombre que realmente quiere descubrir




El hombre que realmente quiere descubrir si existe o no existe un estado más allá de la estructura del tiempo, tiene que estar libre de la civilización; o sea, tiene que estar libre de la voluntad colectiva y permanecer internamente solo. Y esta es una parte esencial de la educación: aprender a permanecer solos a fin de no caer presos ni en la voluntad de muchos ni en la voluntad de uno y, por tanto, ser capaces de descubrir por nosotros mismos lo que es verdadero.
Uno puede conocer muchísimo, acumular grandes depósitos de información; pero una mente nublada por el conocimiento, cargada de información, es incapaz de descubrir. Puede utilizar un descubrimiento mediante su información y su técnica, pero el descubrimiento es en sí mismo algo original que, de manera súbita, irrumpe en la mente prescindiendo del conocimiento; esta explosión del descubrimiento es lo esencial.
¿Saben ustedes qué significa ser sensible? Significa, ciertamente, sentir afecto por todas las cosas; ver un animal que está sufriendo y hacer algo al respecto, quitar una piedra del sendero porque por él transitan muchos pies desnudos, levantar un clavo de la carretera porque el auto de alguien podría pinchar un neumático...Ser sensible es compadecerse de las personas, de los pájaros, de las flores, de los árboles, no porque sean de uno, sino simplemente porque uno está despierto a la extraordinaria belleza de las cosas.
Cuando somos profundamente sensibles, es natural que no arranquemos las flores; hay un deseo espontáneo de no destruir cosas, de no hacer daño a la gente, lo cual implica tener verdadero respeto, amor.

martes, 4 de mayo de 2010

cualquier sufrimiento que surja




Cualquier sufrimiento que surja, tiene una reacción por causa.
Si todas las reacciones cesan, entonces no hay más sufrimiento.

lunes, 3 de mayo de 2010

temor




Pregunta: ¿Cómo puedo librarme del miedo, que influye en todas mis actividades?

Krishnamurti: ¿Qué entendemos por miedo? ¿Miedo de qué? Hay diversos tipos de miedo, y no necesitamos analizar cada uno. Pero podemos ver que el miedo surge cuando nuestra comprensión de la vida de relación no es completa. Relaciones existen no sólo entre personas sino entre nosotros y la naturaleza, entre nosotros y los bienes, entre nosotros y las ideas; y mientras esas relaciones no sean plenamente comprendidas, tiene que haber miedo. La vida es convivencia. Ser es estar relacionado, y sin relaciones no hay vida. Nada puede existir en el aislamiento; y mientras la mente busque aislamiento tiene que haber miedo. El miedo, pues, no es una abstracción; sólo existe con relación a algo.

La pregunta es: "¿Cómo librarse del miedo?" En primer término, cualquier cosa que sea vencida tiene que ser subyugada una y otra vez. No es posible vencer, sobreponerse a un problema; el problema puede ser comprendido, no vencido. Esos son dos procesos completamente diferentes; y el proceso de vencer conduce a mayor confusión, a mayor miedo. Resistir, dominar, batallar con un problema, o erigir contra él una defensa, es sólo crear mayor conflicto. Si en lugar de ello podemos comprender el miedo, penetrarlo plenamente paso a paso, explorar todo su contenido, el miedo jamás volverá en forma alguna.

Como ya lo dije, el miedo no es una abstracción; sólo existe en relación a algo. ¿Y qué entendemos por miedo? Al final de cuentas, tenemos miedo de no ser, de no llegar a ser algo. ¿No es así? Ahora bien, cuando existe el miedo de no ser, de no progresar, o el miedo a lo desconocido, a la muerte, ¿puede ese miedo ser vencido por una determinación, por una conclusión, por alguna opción? Es evidente que no. La mera supresión, sublimación o substitución crea mayor resistencia, ¿verdad? El miedo no puede, pues, ser vencido mediante forma alguna de disciplina, de resistencia. Este hecho tiene que ser claramente percibido, sentido y experimentado; el miedo no puede ser vencido por ninguna forma de defensa o de resistencia. Tampoco puede uno librarse del miedo buscando una respuesta, o por medio de una simple explicación intelectual o verbal.

Ahora bien: ¿de qué tenemos miedo? ¿Tenemos miedo de un hecho o de una idea acerca del hecho? ¿Tenemos miedo de la cosa, tal como es, o tenemos miedo de lo que creemos que es? Tomemos la muerte como ejemplo. ¿Tenemos miedo del hecho de la muerte o de la idea de la muerte? El hecho es una cosa, y la idea acerca del hecho es otra. ¿Tengo miedo de la palabra "muerte" o del hecho en sí? Como tengo miedo del vocablo, de la idea, nunca encaro, nunca comprendo el hecho, no estoy jamás en relación directa con el hecho. Es tan sólo cuando estoy en completa comunión con el hecho, que el miedo no existe. Mas si no estoy en comunión con el hecho, entonces tengo miedo; y no hay comunión alguna con el hecho mientras yo tenga una idea, una opinión, una teoría, acerca del hecho. Tengo que ver con toda claridad. Si tengo miedo de la palabra, de la idea o del hecho. Si estoy cara a cara con el hecho, nada hay que comprender al respecto: el hecho está ahí, y puedo habérmelas con él. Mas si me da miedo la palabra, tengo que entenderla, penetrar todo el proceso de lo que implica la palabra, el término.
Por ejemplo: uno tiene miedo de la soledad, miedo del dolor y de la angustia de estar solo. Ese miedo, por cierto, existe porque uno nunca ha considerado realmente la soledad, nunca ha estado en completa comunión con ella. En cuanto uno se abre completamente al hecho de la soledad, puede comprender lo que ella es; pero uno tiene una idea, una opinión acerca de ella, basada en un conocimiento previo; y es esa idea, esa opinión, ese conocimiento previo acerca del hecho, que crea el miedo. El miedo, pues, es evidentemente el resultado de poner nombre, de aplicar un término, de proyectar un símbolo que representa el hecho; es decir, el miedo no es independiente de la palabra, del término.
Tengo una reacción, supongamos, ante la soledad: digo que me da miedo no ser nada. ¿Tengo miedo del hecho en sí, o ese miedo se despierta porque tengo un conocimiento previo del hecho? Ese conocimiento es la palabra, el símbolo, la imagen. ¿Cómo puede haber miedo de un hecho? Cuando estoy frente a frente a un hecho, en directa comunión con él, puedo mirarlo, observarlo; no hay, por lo tanto, miedo del hecho. Lo que causa miedo es mi aprensión acerca del hecho, de lo que el hecho pudiera ser o hacer.
Es, pues, mi opinión, mi idea, mi conocimiento respecto del hecho, lo que origina el miedo. Mientras demos más importancia a la palabra que al hecho, mientras al hecho se le dé un nombre y con ello se lo identifique o condene, mientras el pensamiento juzgue el hecho como observador, tiene que haber miedo. El pensamiento es producto del pasado y sólo puede existir gracias a las palabras, nombres, a los símbolos, a las imágenes, y mientras el pensamiento considere o traduzca el hecho, tiene que existir el miedo.

Es, pues, la mente la que crea el miedo, siendo la mente el proceso de pensar. El pensar es "verbalización". No podéis pensar sin palabras, sin símbolos, sin imágenes. Esas imágenes, que son los prejuicios, el conocimiento previo, las aprensiones de la mente, se proyectan sobre el hecho, y de ahí surge el miedo. Sólo se está libre del miedo cuando la mente es capaz de considerar el hecho sin interpretarlo, sin ponerle un nombre, un rótulo. Esto es sumamente difícil, porque los sentimientos, las reacciones, las ansiedades que tenemos, son prontamente identificados por la mente y reciben un nombre. El sentimiento de los celos es identificado por esa palabra. Ahora bien: ¿es posible no identificar un sentimiento, captar ese sentimiento sin ponerle nombre? Es el poner nombre al sentimiento lo que le da continuidad, lo que le infunde vigor. No bien dais un nombre a eso que llamáis miedo, lo fortalecéis; mas si podéis captar ese sentimiento sin denominarlo, veréis que él se debilita. Por consiguiente, si uno quiere estar completamente libre del miedo, es esencial que entienda todo el proceso de denominar, de proyectar símbolos, de dar nombres a los hechos. Es decir, el estar libre del miedo sólo es posible habiendo conocimiento propio. El conocimiento propio es el comienzo de la sabiduría, y ésta es el fin del miedo.

domingo, 2 de mayo de 2010

cambiando de actitud



Durante el periodo de un año, paga una moneda al que te ofenda – le dijo el abad a un joven que quería seguir el camino espiritual.
A lo largo de los doce meses siguientes, el muchacho pagaba una moneda siempre que alguien lo ofendía. Cuando el año terminó, regresó junto al abad para preguntarle cuál debería ser el próximo paso.
-Ve a la ciudad a comprarme comida.
Nada más salir el muchacho, el abad se disfrazó de mendigo y se situó en la puerta de la ciudad. Cuando el muchacho se aproximó, empezó a insultarlo.
--¡Qué bien! – comentó el joven -. Durante todo un año tuve que pagar, ¡y ahora me pueden ofender gratis, sin gastar nada!
Al oír esto, el abad se quitó el disfraz.
-El que no se toma los insultos en serio, está en el camino de la sabiduría.

sábado, 1 de mayo de 2010

know your own mind




Know your own mind.
Train yourself to think what you wish to think;
be what you wish to be;
feel what you wish to feel.