jueves, 14 de febrero de 2013

el sueño es la pequeña puerta oculta




El sueño es la pequeña puerta oculta que conduce a la parte más escondida e íntima del alma, abierta sobre la originaria noche cósmica, que ya era alma antes de que existiera la conciencia del yo.

La conciencia divide, pero con el sueño nosotros penetramos en el hombre más profundo, universal, verdadero y eterno, aún inmerso en la oscuridad de aquella primitiva noche en la cual él era todo y todo era en él. En la naturaleza indiferenciada y privada de todo Yo. Desde esta profundidad, que une todo, nace el sueño.
De esta manera, con largos giros, nosotros debemos conducir al individuo a una zona oscura, irrisoriamente insignificante, irrelevante e inesencial de su alma. Y debemos hacer esto siguiendo un camino que ha sido abandonado desde hace tiempo, reconocido como ilusión o tontería. Esta zona no es otra cosa que el fugaz, efímero y grotesco producto de la noche: el sueño. Ocuparse de los sueños significa tomar conciencia de sí.

El arte de interpretar los sueños no se puede aprender de los libros; nadie que no se conozca a sí mismo puede conocer al otro, y en cada uno hay otro que nosotros no conocemos, que nos habla a través del sueño y que nos comunica una imagen diferente a la que tenemos de nosotros mismos.