martes, 17 de diciembre de 2013

Érase una vez una isla






Erase una vez una isla, en la que vivían todos los sentimientos y valores: El buen humor, la tristeza, la sabiduría, incluso el amor. Un día se anunció que la isla estaba a punto por hundirse. Entonces todos se prepararon y partieron. Unicamente el Amor quedo esperando hasta el último momento. Cuando la isla estuvo a punto de hundirse, el amor decidió pedir ayuda: La Riqueza pasó cerca en una barca y el Amor le dijo: “Riqueza, ¿me puedes llevar contigo?” -“No puedo porque tengo muchos valores dentro de mi barca y no hay lugar para ti”. Luego, diviso al Orgullo y dijo: “Orgullo, ¿puedes llevarme contigo?” -“No puedo llevarte, aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca” Entonces el Amor dijo: “Tristeza te lo pido, déjame ir contigo” -“Oh Amor”, respondió la Tristeza, “Estoy tan triste que necesito estar sola” De repente una voz dijo: “Ven Amor, te llevo conmigo”. Era un viejo. El Amor se sintió tan contento y lleno de gozo que se le olvidó de preguntar su nombre. Cuando llegó a tierra firme en donde también se encontraba el saber, el viejo siguió su camino. El Amor se dió cuenta de cuánto le debía y preguntó: “¿Puedes decirme quien me ayudó?”. Él me ayudó, él me salvó y yo ni siquiera sé quién es... La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo: -Él es el único capaz de conseguir que el Amor sobreviva cuando el dolor hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de dar una oportunidad al Amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo. “¿El Tiempo?”. Se preguntó El Amor: “¿Porque será que el tiempo me ha ayudado?” Y la sabiduría respondió: “Porque solo El Tiempo es capaz de comprender cuán importante es el Amor en la vida.