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domingo, 14 de marzo de 2010

enséñame señor




Enséñame a contemplar tu rostro en el espejo
de mi quietud interior.
Mi corazón fue hecho sólo para responder a tu
llamado.
Mi alma fue creada para ser el cauce por donde
tu amor fluya constantemente hacia todas las
almas sedientas.

Enséñame, Padre, a no esperar hasta mañana
para oír tu voz.
Bendíceme y guíame para poder encontrarte en
el templo de todo pensamiento y actividad, y
enséñame a sentir tu presencia en el altar de mi
constante paz.

Venceré el orgullo con la humildad, la ira con el
amor, la excitación con la calma, el egoísmo
con la caridad, el mal con el bien, la ignorancia
con el conocimiento, la inquietud con la paz.

Encontrándote a Ti primero, encontraré luego
en Ti todas las cosas que ambiciono.



jueves, 28 de enero de 2010

el temor agota



El cerebro humano es un almacén de energía. Dicha energía esta siendo constantemente utilizada en los movimientos musculares, en el trabajo del corazón, los pulmones y el diafragma, en el metabolismo de las células tisulares y sanguíneas y en la labor del sistema telefónico sensitivo-motor de los nervios. Además de todo esto, una tremenda cantidad de energía vital se consume en todos los procesos intelectuales, emotivos y volitivos.

El temor agota la energía vital; este es uno de los mayores enemigos de la fuerza de voluntad dinámica. La fuerza vital que fluye habitualmente a través de los nervios en forma constante, es exprimida de ellos de tal manera a causa del temor, que los nervios mismos se comportan como si estuviesen paralizados, y la vitalidad de todo el cuerpo se reduce. El temor no te ayuda alejarte del objeto que lo provoca, sino que solamente debilita tu fuerza de voluntad. Urgido por el temor, el cerebro genera un impulso inhibidor que actúa sobre todos los órganos del cuerpo, constriñendo el corazón, interrumpiendo las funciones digestivas, y provocando numerosas otras perturbaciones físicas. Cuando se mantiene la conciencia enfocada en Dios, no se puede abrigar temor alguno; se dispone entonces la capacidad para vencer todos los obstáculos, a través del valor y la fe.

Un “deseo” es una aspiración carente de energía. Un deseo puede o no ser seguido de una intención, esto es, del proyecto de realizar algo concreto, de satisfacer, de hecho, un determinado anhelo. Mas querer significa decir: “trabajo y trabajaré siempre, hasta que consiga cumplir mi deseo”. Toda vez que ejerces tu fuerza de voluntad, pones en acción el poder de la energía vital; mas no sucede así cuando deseas en forma meramente pasiva el poder conquistar un determinado objetivo.


yogananda