domingo, 28 de febrero de 2010

haiku



Hay gente que escribe poesía haiku para ganarse la vida. ¿Sabes lo que pienso? Deberíamos hacer que nuestras vidas fuesen poesías haiku. Ya trabajes duro en una fábrica ruidosa, bregues en un barco de pesca, o luches por sobrevivir en una tienda deslucida. Hay gente que ha escrito poemas haiku inspirada en situaciones tan prosaicas como esas. Y nosotros, si de verdad queremos, podemos convertir cualquier tarea, las 24 horas de cada día, en un poema. Desde luego, primero tenemos que tener un alma que sea seria y luminosa al mismo tiempo. Tenemos que ver más allá de la superficie de las cosas, buscar la belleza escondida de todo y descubrir las cosas gloriosas que nos rodean. Así cada día se hace un poema haiku.


réquiem por nagasaki, dr. tagashi nagai

sábado, 27 de febrero de 2010

dormir es como morir un poco



Dormir es como morir un poco,
Cerrar los ojos y estar como muerto,
Silencio, soledad y miedo.
Dormir es no pensar,
Descansar el alma y el cuerpo,
Fluir en el instante oscuro del tiempo.
Ay de mi que duermo pero pienso,
Ay de mi que indago en los rincones del sueño,
Y lloro por los recuerdos,
Amo por todos los nuestros,
Que sin estar
Siguen estando pero muertos,
Amo por todos aquellos,
Que queriendolo hacer
No despiertan de su sueño,
Triste destino
La soledad de su destierro.

Morir es como dormir,
Fluir en otra dimension del tiempo,
Cerrar los ojos
Y borrarse los recuerdos,
Cerrar los ojos
Y estar ya muerto.
Quien pudiera explicar
Si perviven los sentimientos,
Si a pesar de no estar
Siguen estando en la mirada,
Quien pudiera explicar
A donde va todo el amor que se arrebata,
Y ese silencio,
Ese silencio que mata.

viernes, 26 de febrero de 2010

¿cómo se puede invertir esta situación y recuperar la estima espiritual y el amor propio?



¿Cómo se puede invertir esta situación y recuperar la estima espiritual y el amor propio? Tenemos que buscar algo muy distinto de lo que buscaba la pequeña vendedora de fósforos. Tenemos que llevar nuestras ideas a un lugar donde se les preste apoyo. Este gigantesco paso va de la mano de la concentración en un objetivo: la búsqueda de alimento. Pocas de nosotras somos capaces de crear a partir exclusivamente de nuestro amor propio. Necesitamos que nos acaricien todas las caricias de alas de ángel habidas y por haber.

A la gente se le ocurren casi siempre ideas maravillosas: voy a pintar esta pared con un color que me guste; voy a crear un proyecto con el que toda la ciudad se sentirá identificada; voy a hacer unos azulejos para mi cuarto de baño y, si me gustan, venderé unos cuantos; reanudaré los estudios, venderé mi casa y me dedicaré a viajar, tendré un hijo, dejaré esto y empezaré lo otro, iré por mi camino, mejoraré mi conducta, ayudaré a enderezar esta injusticia o esta otra, protegeré a los que carecen de protección.
Todos estos proyectos necesitan alimento. Necesitan un apoyo vital de personas cordiales. La niña de las cerillas va vestida de andrajos. Como dice la canción, ha estado abajo tanto tiempo que le parece que está arriba. Nadie puede crecer al nivel en el que ella se encuentra. Queremos colocarnos en una situación en la que, como los árboles y las plantas, podamos volvernos hacia el sol. Pero tiene que haber un sol. Para hacerlo, hemos de movernos, no podemos permanecer sentadas. Tenemos que hacer algo para cambiar nuestra situación. Si no nos movemos, volveremos a las calles a vender cerillas.

Los amigos que nos aman y contemplan calurosamente nuestra vida creativa son los mejores soles del mundo. Cuando una mujer, tal como le ocurre a la niña de las cerillas, no tiene amigos, se queda congelada por la angustia y a veces también por la cólera. Y en ocasiones, aunque tenga amigos, puede que éstos no sean unos soles. Es posible que la consuelen en lugar de hablarle de su situación cada vez más congelada. Pero el consuelo no tiene absolutamente nada que ver con el alimento. El alimento mueve a la mujer de un lugar a otro. El alimento es algo así como unos copos de cereales psíquicos.

La diferencia entre el consuelo y el alimento consiste en lo siguiente: si tú tienes una planta que está enferma porque la guardas en un armario oscuro y le diriges palabras tranquilizadoras, eso es un consuelo. Si sacas la planta del armario, la pones al sol, le das algo de beber y le hablas, eso es un alimento.

jueves, 25 de febrero de 2010

cuando el amor se acerca




Cuando el amor se acerca, los seres y las cosas se abren como las flores.

Amar verdaderamente, es ser capaz de hacer entrar en vuestro amor por un ser, el amor por el universo entero, para todas las criaturas, desde las piedras hasta las estrellas.
El amor desinteresado no espera nada de los demás, no se inquieta, no se pega a los demás, no les perturba. Es una fuente que emana, que da sin cesar sin preocuparse de saber quién vendrá a beber de su agua.
El amor es una cualidad de la vida divina. Por ello, no encontraréis el amor si no lográis derramar esta vida en vosotros, una vida purificada, iluminada por la práctica de las virtudes.

El verdadero mago, el mago todopoderoso, es el amor. Debéis invitarlo para que se instale en vosotros, y entonces, como la llama resplandeciente a través del vidrio de una lámpara, allí donde iréis, vuestro amor resplandecerá alrededor vuestro.
Amar a un ser, es querer desarrollar aquello que se posee de más luminoso en sí mismo para podérselo dar y llevarlo así a progresar en el camino de la luz.
No impidáis nunca a vuestro corazón de amar. Si teméis que se abuse de vuestro amor, guardarlo interiormente y que haga su camino sin mostrarse. Pero no lo matéis, sino sois vosotros quienes moriréis.

Aquellos que trabajan para hacer de su amor un intercambio sobre el plano del alma y del espíritu saborean cada día una nueva felicidad, puesto que no es un cuerpo, una envoltura que aman, sino su contenido, el principio espiritual salido de la fuente única e inagotable.

Para ser feliz y aportar la dicha a los demás, hay que llenar el corazón de amor. Llamad, pues, al amor con todas vuestras fuerzas, y no sólo seréis felices sino que la felicidad que daréis a los demás os volverá amplificada.
La alegría, la inspiración en nosotros, son comparables a la floración del árbol, y como la floración del árbol se manifiestan cuando se reúnen las condiciones, en primavera. Depende, pues, de nosotros, el crear en nuestra alma las condiciones de la primavera. Y cómo? Por el amor. Es el amor el que crea la primavera en el hombre.
El amor viene del cielo y regresa a él. No existen dos, tres o cuatro amores, siempre es el mismo amor, pero comprendido o vivido a niveles diferentes.

De dónde vendría el amor humano si no fuera Dios mismo su fuente?



omraam mikhaël aïvanhov



miércoles, 24 de febrero de 2010

todo



Todos los seres,
 todos los acontecimientos
 de tu vida,
están ahí 
porque tú los has convocado.
De ti depende
 lo que resuelvas hacer 
con ellos



martes, 23 de febrero de 2010

el oso de la luna creciente



Había una vez una muchacha que vivía en un perfumado pinar. Su marido se había pasado muchos años lejos, combatiendo en una guerra. Cuando finalmente lo licenciaron, regresó a casa de muy mal humor. Una vez allí se negó a entrar en la casa, pues se había acostumbrado a dormir sobre las piedras. Se mantenía aislado y se quedaba en el bosque día y noche.

Su joven esposa se emocionó mucho al enterarse de que él regresaría finalmente a casa. Guisó y compró montones de cosas y preparó platos y más platos y cuencos y más cuencos de sabrosa crema de soja blanca y tres clases de pescado y tres clases de algas y arroz espolvoreado con pimienta roja y unos estupendos camarones fríos, enormes y de color anaranjado.

Sonriendo tímidamente, llevó la comida al bosque, se arrodilló delante de su esposo agotado por la guerra y le ofreció los deliciosos platos que había preparado. Pero él se levantó de un salto y pegó un puntapié a las bandejas de tal forma que la crema de soja se derramó, el pescado saltó por los aires, las algas y el arroz cayeron sobre la tierra y los grandes camarones anaranjados rodaron por el camino.
-¡Déjame en paz! -le rugió el marido, volviéndose de espaldas a ella.

Se puso tan furioso que la esposa se asustó. La escena se repitió varias veces hasta que, al final, la joven esposa acudió desesperada a la cueva de las afueras de la aldea donde vivía la curandera.
-Mi marido ha sufrido graves heridas en la guerra -le dijo-. Está constantemente furioso y no come nada. Desea permanecer apartado y ya no quiere vivir conmigo como antes. ¿Puedes darme un brebaje que lo haga volver a quererme y ser cariñoso?
La curandera le aseguró:
-Sí puedo, pero necesito un ingrediente especial. Por desgracia, se me han acabado los pelos del oso de la luna creciente. Tendrás que subir a la montaña, buscar al oso negro y traerme un solo pelo del creciente lunar que tiene en la garganta. Entonces te podré dar lo que necesitas y la vida te volverá a sonreír.
Algunas mujeres se hubieran arredrado ante semejante empresa. Algunas mujeres lo hubieran considerado una empresa imposible. Pero ella no, pues era una mujer enamorada.
-¡Cuánto te lo agradezco! -exclamó-. Es bueno saber que se puede hacer algo.

Después entonó el "Arigato zaishö", que es una manera de saludar a la montaña y decirle "Gracias por dejarme subir sobre tu cuerpo". Subió a las estribaciones de la montaña donde había unas rocas que parecían enormes hogazas de pan. Subió a una meseta cubierta de árboles. Los árboles tenían unas ramas muy largas que parecían cortinas y unas hojas en forma de estrella.
-Arigato zaishö -cantó la esposa.
Era una manera de dar las gracias a los árboles por haber levantado su cabello para que ella pudiera pasar por debajo. De esta manera cruzó el bosque y reanudó el ascenso.
Ahora el camino era más duro. En la montaña había unas flores espinosas que le arañaban la orla del kimono y unas rocas que le rascaban las delicadas manos. Al anochecer, unos extraños pájaros negros se le acercaron volando y la asustaron. Sabía que eran muenbotoke, espíritus de muertos que no tenían familia. Entonces les cantó unas oraciones:
-Yo seré vuestra familia. Os ayudaré a encontrar el descanso. Y reanudó su camino, pues era una mujer que amaba. Subió hasta que vio nieve en la cumbre de la montaña. Pronto notó que se le mojaban y enfriaban los pies, pero ella subió cada vez más arriba, pues era una mujer que amaba. Se desencadenó una tormenta y la nieve le penetró en los ojos y en los oídos. Cegada, subió cada vez más arriba. Cuando dejó de nevar, la mujer entonó el "Arigato zaishö" para agradecerles a los vientos que hubieran dejado de soplar contra ella.
Buscó refugio en una cueva muy poco honda en la que apenas podía guarecerse. Aunque llevaba un buen fardo de comida, no comió nada. Se cubrió con unas hojas y se quedó dormida. A la mañana siguiente, el aire estaba en calma y aquí y allá se veían asomar a través de la nieve unas verdes plantitas. "Bueno -pensó-, ahora voy a buscar al oso de la luna creciente."

Se pasó todo el día buscando y al anochecer descubrió unas gruesas cuerdas de excrementos y ya no tuvo que seguir buscando, pues un gigantesco oso negro avanzó por la nieve, dejando a su espalda las profundas huellas de sus garras y sus plantas. El oso de la luna creciente soltó un temible rugido y entró en su cubil. La mujer introdujo la mano en su fardo y, tomando la comida que llevaba, la echó en un cuenco. Depositó el cuenco delante del cubil y corrió a ocultarse en su refugio. El oso aspiró el olor de la comida y salió pesadamente de su cubil, rugiendo con tal fuerza que hizo estremecer unas pequeñas rocas y éstas se desprendieron. El oso rodeó el cuenco desde lejos, olfateó varias veces el aire y después se zampó toda la comida de un solo trago. El gran oso se levantó sobre las patas traseras, olfateó nuevamente el aire y volvió a ocultarse en su cubil.
Al anochecer, la mujer hizo lo mismo, pero esta vez, en lugar de regresar a su refugio, retrocedió sólo hasta la mitad del camino. El oso aspiró el aroma de la comida, salió del cubil, rugió con una fuerza suficiente como para sacudir las estrellas del cielo, volvió a rodear en círculo el cuenco y olfateó el aire con sumo cuidado, pero finalmente se zampó la comida y regresó a su cubil. La escena se repitió muchas noches hasta que una noche profundamente azul la mujer tuvo el valor de detenerse a esperar un poco más cerca del cubil del oso.

Depositó la comida en el cuenco en el exterior del cubil y permaneció de pie delante de la entrada. Cuando el oso aspiró el olor del alimento y salió, vio no sólo la habitual ración de comida sino también un par de pequeños pies humanos. El oso ladeó la cabeza y soltó un rugido tan fuerte que a la mujer le vibraron los huesos.
La mujer estaba temblando, pero no cedió terreno. El oso se levantó sobre las patas traseras, abrió las fauces y rugió con tal fuerza que la mujer le pudo ver el velo rojo y marrón del paladar. Pero no huyó. El oso soltó otro rugido y alargó las patas como si quisiera agarrarla mientras sus diez uñas colgaban como largos cuchillos por encima de su cabeza. La mujer temblaba como una hoja agitada por el viento, pero se quedó donde estaba.
-Por favor, querido oso -le suplicó-, por favor, querido oso he recorrido todo este camino porque necesito una cura para mi marido.
El oso volvió a apoyar las patas delanteras en el suelo en medio de una rociada de nieve y contempló el rostro atemorizado de la mujer. Por un instante, la mujer tuvo la impresión de ver cadenas enteras de montañas, valles, ríos y aldeas reflejados en los gélidos ojos del oso. Se sintió invadida por una sensación de paz e inmediatamente cesaron sus temblores.
-Por favor, querido oso, te he estado dando de comer todas las noches. ¿Me podrías dar uno de los pelos de la luna creciente que tienes en la garganta?
El oso la miró. Aquella mujercita hubiera sido un bocado muy sabroso. Pero de pronto se compadeció de ella.
-Es verdad -dijo el oso de la luna creciente-, has sido buena conmigo. Puedes tomar uno de mis pelos. Pero tómalo rápido, después vete de aquí y regresa junto a los tuyos.
El oso levantó el enorme hocico para dejar el descubierto la blanca luna creciente de su garganta y la mujer vio en ella los fuertes latidos del corazón del oso. La mujer acercó una mano al cuello del oso y, con la otra, apresó un grueso y reluciente pelo blanco. Dio rápidamente un tirón. El oso se echó hacia atrás y soltó un grito como si lo hubieran herido. El dolor dio lugar a unos malhumorados resoplidos.
-Oh, gracias, oso de la luna creciente, muchas gracias.

La mujer hizo varias reverencias. Pero el oso soltó un gruñido y avanzó pesadamente hacia ella. Después le rugió a la mujer unas palabras que ella no entendió, pero que, a pesar de todo, conocía muy bien. Acto seguido dio media vuelta y corrió montaña abajo a la mayor velocidad que pudo. Corrió bajo los árboles cuyas hojas parecían estrellas. Y, entretanto, no paraba de repetir "Arigato zaishö", para dar las gracias a los árboles por haber levantado sus ramas para que ella pudiera pasar. Más adelante tropezó con las rocas que parecían hogazas de pan y gritó "Arigato zaishö" para dar las gracias a la montaña por haberle permitido subir sobre su cuerpo.
A pesar de que tenía la ropa hecha jirones y de que llevaba el cabello desgreñado y el rostro sucio, bajó corriendo por los peldaños de piedra que conducían a la aldea, recorrió el camino de tierra que la atravesaba y entró en la choza donde la anciana curandera permanecía sentada al amor de la lumbre.
-¡Mira, mira! ¡Ya lo tengo, lo he encontrado, se lo he pedido, un Pelo del oso de la luna creciente! -gritó.
-Ah, muy bien -dijo la curandera con una sonrisa. Estudió detenidamente a la joven, tomó el purísimo pelo blanco y lo acercó a la lumbre. Sopesó el pelo en su vieja mano, lo midió con un dedo y exclamó-: ¡Sí! Es un auténtico pelo del oso de la luna creciente.
De pronto se volvió y arrojó el pelo al fuego donde éste crujió y se consumió con una brillante llama anaranjada.
-¡No! -gritó la joven esposa-. ¿Qué has hecho?
-Tranquilízate. Es algo muy beneficioso. Todo va bien -dijo la curandera-. ¿Recuerdas cada uno de los pasos que diste para subir a la montaña? ¿Recuerdas todos los pasos que diste para ganarte la confianza del oso de la luna creciente? ¿Recuerdas lo que viste, lo que oíste, lo que sentiste?
-Sí -contestó la joven-, lo recuerdo muy bien.
La anciana curandera la miró con una dulce sonrisa y le dijo:
-Te ruego, hija mía, que regreses a casa con los nuevos conocimientos que has adquirido y obres de la misma manera con tu esposo.

lunes, 22 de febrero de 2010

uno



Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha,
pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina.
Uno va arrastrándose entre espinas,
y en su afán de dar su amor
sufre y se destroza, hasta entender
que uno se ha quedao sin corazón.
Precio de castigo que uno entrega
por un beso que no llega
o un amor que lo engañó;
vacío ya de amar y de llorar
tanta traición...
Si yo tuviera el corazón,
el corazón que di;
si yo pudiera, como ayer,
querer sin presentir...
Es posible que a tus ojos,
que hoy me gritan su cariño,
los cerrara con mis besos
sin pensar que eran como esos
otros ojos, los perversos,
los que hundieron mi vivir...
Si yo tuviera el corazón,
el mismo que perdí;
si olvidara a la que ayer
lo destrozó y pudiera amarte...
Me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor...
Pero Dios te trajo a mi destino
sin pensar que ya es muy tarde
y no sabré cómo quererte.
Déjame que llore como aquél
que sufre en vida la tortura
de llorar su propia muerte.
Pura como sos, habrías salvado
mi esperanza con tu amor.
Uno está tan solo en su dolor...
Uno está tan ciego en su penar...
Pero un frío cruel, que es peor que el odio,
punto muerto de las almas,
tumba horrenda de mi amor,
maldijo para siempre y se robó
toda ilusión...



enrique santos discépolo, 1950

domingo, 21 de febrero de 2010

hay dos caminos




Hay dos caminos: tú vuelves y vives la vida que nunca quisiste vivir, por el bien de los otros, o sigues adelante, entras en una nueva vida, una vida más elevada, una vida que no conoce la muerte. Pero si permaneces entre las dos, te cristalizarás en un molde, te convertirás en una estatua de piedra.


osho

sábado, 20 de febrero de 2010

dejo que mis partes hablen



Dejo que mis partes hablen
pero yo soy mucho más que la suma de esas partes.
Soy el silencio eterno que las anima,
la paz del abismo sin límites,
el impensable diamante que anida en tu alma.



yo, el tarot, alejandro jodorowsky




viernes, 19 de febrero de 2010

¿quién ha visto el viento?




¿Quién ha visto el viento?
Ni tú, ni yo.
Pero si los árboles inclinaron sus copas,
es que el viento pasó.





jueves, 18 de febrero de 2010

mandamientos



No matarás a la muerte. No desearás la mujer del viudo y serás fiel a tu fantasma. No robarás aquello que te pertenece ni hablarás con la boca de tu prójimo. No podrás citar a Dios en vano porque todos los nombres son de Él. Santificarás tus días de trabajo y convertirás en zapatos a tus padres. Harás de la Tierra un altar donde canten las ovejas y por fin tú mismo te bendecirás.



donde mejor canta un pájaro, alejandro jodorowsky

jean cocteau dice: un pájaro canta mejor en su árbol genealógico

miércoles, 17 de febrero de 2010

el camino



El Camino, es el camino de la vida misma
y hay que irlo descubriendo de manera intuitiva,
ya que no puede ser encontrado mediante la aplicación del intelecto;
se revela en el vivir real y concreto,
en el acto de ver el camino en cada momento de la vida.



anne bancroft

martes, 16 de febrero de 2010

cada momento en sí mismo es una meta



Para mí no hay ninguna diferencia entre lo mundano y sagrado. Es el mismo universo. No hay dos universos. Sí, puedes mirar al universo de forma mundana o de forma sagrada. La diferencia no está en los dos universos, sino en la forma de verlos. Tengo la sensación de que cuanto más alegre seas, más vital, más lleno estés de amor, risa, música y baile, más se volverá tu viaje una peregrinación enormemente bella.

Y puesto que no hay ninguna meta... La vida es eterna, por lo tanto no puede haber una meta. La idea de la meta se contradice con la idea de la vida eterna. Si la vida es eterna, entonces deberás disfrutar cada momento como si hubieses alcanzado la meta. Cada momento en sí mismo es una meta. No esperes a celebrarlo cuando llegues a la meta. Ese tipo de meta no existe. Disfruta cada momento como si ya hubieses llegado. Siempre es como si hubieses llegado, siempre estás llegando.

lunes, 15 de febrero de 2010

liberación



Existe un poder místico que es capaz de transfomar tu vida tan cabalmente, tan radicalmente, tan completamente, que de completarse el proceso, tus propios amigos apenas te reconocerían; y, de hecho, tú difícilmente podrías reconocerte a ti mismo.

Te puede levantar de la cama de inválido, hacerte fuerte y saludable una vez más, y libre para salir al mundo a moldear tu propia vida cómo te dé la gana. Puede abrir de golpe la puerta de la prisión y liberar al cautivo.

Este poder puede hacer por ti lo que probablemente es lo más importante en tu etapa presente: encontrar tu verdadero lugar en la vida y ponerte en él.

Este poder no es otra cosa que el Poder Primigenio del Ser; y descubrir dicho poder es el derecho divino de todos los hombres.



emmet fox

domingo, 14 de febrero de 2010

my funny valentine



My funny Valentine

Sweet comic Valentine

You make me smile with my heart

Your looks are laughable

Unphotographable

Yet you're my favourite work of art
Is your figure less than Greek

Is your mouth a little weak

When you open it to speak

Are you smart?
But don't change a hair for me

Not if you care for me

Stay little Valentine stay

Each day is Valentine's day
Is your figure less than Greek

Is your mouth a little weak

When you open it to speak

Are you smart?
But don't you change one hair for me

Not if you care for me

Stay little Valentine stay

Each day is Valentine's day




Stay little Valentine stay
...






sábado, 13 de febrero de 2010

te advierto



Te advierto, quien quieras que fueres,
¡Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias?
En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros ,
¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los Dioses.




oráculo de delfos

viernes, 12 de febrero de 2010

itaca


Cuando emprendas tu viaje hacia Itaca

debes rogar que el viaje sea largo,

lleno de peripecias, lleno de experiencias.

No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,

ni la cólera del airado Poseidón.

Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta

si tu pensamiento es elevado, si una exquisita

emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.

Los lestrigones y los cíclopes

y el feroz Poseidón no podrán encontrarte

si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,

si tu alma no los conjura ante ti.

Debes rogar que el viaje sea largo,

que sean muchos los días de verano;

que te vean arribar con gozo, alegremente,

a puertos que tú antes ignorabas.

Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,

y comprar unas bellas mercancías:

madreperlas, coral, ébano, y ámbar,

y perfumes placenteros de mil clases.

Acude a muchas ciudades del Egipto

para aprender, y aprender de quienes saben.

Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:

llegar allí, he aquí tu destino.

Mas no hagas con prisas tu camino;

mejor será que dure muchos años,

y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,

rico de cuanto habrás ganado en el camino.

No has de esperar que Ítaca te enriquezca:

Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.

Sin ellas, jamás habrías partido;

mas no tiene otra cosa que ofrecerte.

Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado.

Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,

sin duda sabrás ya qué significan las Itacas.



konstantino kavafis

jueves, 11 de febrero de 2010

hay una luz



Hay una luz que brilla más allá de todas las cosas
sobre la Tierra,
más allá de todos nosotros,
más allá de los cielos,
más allá de los cielos superiores,
más allá de los cielos insuperables.
Esta es la luz que brilla en nuestro corazón.


chandogya upanishad 3.13.7

miércoles, 10 de febrero de 2010

las reglas del samurai




En las Notas sobre las Reglas Marciales, está escrito lo siguiente: “Ganar primero, combatir después, lo que dicho en dos palabras es ganar antes. La riqueza del tiempo de paz es permitir la preparación marcial para el tiempo de guerra. Con quinientos aliados, se puede derrotar a una fuerza enemiga de diez mil hombres.”

Cuando uno intenta tomar el castillo de un enemigo y es necesario retirarse, hay que replegarse, no siguiendo la carretera principal sino las carreteras secundarias. Se debe tender a sus muertos y heridos con el rostro girado hacia el enemigo. Es evidente que el guerrero tiene que estar en vanguardia durante el ataque y en la retaguardia cuando la retirada. Cuando se ataca, no se ha de despreciar esperar el buen momento. Esperando el buen momento no se debe olvidar el ataque.

Entre los principios secretos de Yaygu Tajima No Kami Munemori, hay un proverbio: “No existe táctica militar para un hombre de gran fuerza moral.” Instruido por esto, cierto vasallo del Shogun fue a ver al Maestro Yagyu y le pidió que lo aceptara como a su discípulo. El Maestro Yagyu dijo: “Me parece que ya sois alumno de una escuela de Artes Marciales. Decidme el nombre de vuestra escuela antes de iniciar nuestras relaciones de maestro-discípulo.” El hombre contestó: “Yo no he practicado jamás un arte marcial.” El Maestro dijo: “¿No habéis jamás aprendido la disciplina de la escuela Tajima Nokami? Tengo la impresión de que sois uno de los maestros del Shogun. El hombre juró que no. El Maestro le preguntó entonces: “¿Tenéis algún tipo de convicción profunda?” El hombre contestó: “De niño tomé conciencia de que el Bushi es un hombre que no debe arrepentirse de su vida. He enterrado este pensamiento en mi corazón durante muchos años y ello se ha vuelto una convicción. Por ello, jamás pienso en la muerte. No tengo ninguna otra concepción fuera de ésta.” El Maestro Yagyu quedó muy impresionado y dijo: “Mi intuición no me ha engañado. El principio más profundo de la táctica marcial es el que vos poseéis. Hasta ahora, de cientos de discípulos que he tenido, ninguno ha alcanzado este principio. No es necesario prepararos con el “sable de madera” (boken). Voy a iniciaros inmediatamente.”

Enseguida le dio un pergamino. Esta historia ha sido relatada por Muragawa Soden.
Si alcanzáis demasiado rápido la gloria, la gente se volverá vuestro enemigo y no seréis de ninguna utilidad. Si os eleváis progresivamente en el mundo, las personas serán aliados vuestros y seréis felices. A la larga, que hayáis sido rápido o lento, en cuanto hayáis adquirido la comprensión de los otros, nada os amenaza. Se dice que la suerte que os es dada por otros es la más segura.

Reprender y corregir a alguien por sus errores es importante. Este acto esencialmente caritativo es la primera obligación del Samurai. Pero hay que esforzarse en hacerlo de la manera conveniente. En efecto, es fácil encontrar cualidades y defectos en la conducta del prójimo. También es igualmente fácil criticarlo. La mayoría de las personas se imagina que es por gentileza que dicen a los otros lo que no desean oír y si alguna vez sus críticas son mal acogidas, piensan que los otros son incurables. Tal manera de pensar no es razonable. La misma da tan malos resultados como colocar a alguien en una situación embarazosa o bien si alguien nos insultara. Esto no es muchas veces más que una mala manera de sacar lo que nos pesa en el corazón.
La crítica sólo debe intervenir después de haber discernido si la persona la aceptará o no, después que uno se ha hecho amigo de ella, de haber compartido sus intereses y de haberse comportado de manera tal que nos concede su entera confianza para que tenga fe en nuestras palabras. Luego interviene el tacto. Hay que sentir el buen momento y la buena manera de ejercer su crítica – por carta o al regresar de una reunión particularmente agradable-. Hay que empezar comentando sus propios fallos y luego llevar a su interlocutor a comprender, sin pronunciar más palabras de las necesarias.

Hay que alabar sus méritos; esforzarse en darle ánimos, en preparar su humor; volverlo tan receptivo a las observaciones del mismo modo que el hombre sediento lo es al agua. Es entonces cuando hay que corregir sus errores. La crítica constructiva es delicada.
Sé por experiencia que las costumbres malas y antiguas, no ceden sin fuerza. Me parece que la actitud más verdaderamente caritativa consiste, para todos los Samurais al servicio de un mismo Daimyo, en ser benevolentes y amistosos los unos con lo otros, corregir mutuamente sus errores para servir luego al Daimyo. Poniendo a alguien voluntariamente en una situación embarazosa no se hace nada constructivo.

¿Cómo podría ser de otro modo?

martes, 9 de febrero de 2010

bendición wicca



Te bendigo por la luna y por el sol,
te bendigo por el frío y el calor,
te bendigo por lo recto y lo curvado,
te bendigo por todo ser enamorado,
te bendigo por el bien y la verdad,
para que tengas luz y claridad,
que se aparte todo enemigo,
que recibas el calor de un buen amigo,
que tu camino sea un camino de flores,
que tu vista este llena de colores,
que nunca te falte nada,
ni dinero, amor, prosperidad o hada,
que siempre te pueda brindar,
lo que desees y mucho más,
que nunca te veas cansado,
que en tus días estés relajado,
que este siempre vivo tu corazón,
que reine en tus relaciones la pasión,
que nada importante dejes para luego,
que la vida sea un eterno juego,
y a todos los elementales llamo,
y a los sagrados dioses llamo,
te bendigo y te proclamo,
por que infinitamente te amo.

Que así sea



wicca venezuela

lunes, 8 de febrero de 2010

el árbol inútil



Un carpintero ambulante, llamado Piedra, vio en sus viajes un gigantesco y añoso roble que se levantaba en un campo junto a un altar hecho de tierra. El carpintero dijo a su aprendiz, el cual admiraba el roble: "Ése es un árbol inútil. Si quieres hacer un barco, pronto se pudrirá; si quieres hacer aperos se romperían. No puede hacer nada que sea útil con ese árbol y por eso ha llegado a ser tan viejo".
Pero en una posada, aquella misma noche, cuando el carpintero se fue a dormir, el roble añoso se le apareció en sueños y le dijo: ¿Por qué me comparas con vuestros árboles cultivados tales como el espino blanco, el peral, el naranjo y el manzano y todos los demás que dan fruta? Aún antes de que se pueda recoger el fruto, la gente los ataca y los viola. Sus ramas gruesas están desgajadas, sus ramillas, rotas. Su propio fruto les acarrea daño y no pueden vivir fuera de su espacio natural. Esto es lo que ocurre en todas partes y por eso hace tanto tiempo que intenté en convertirme en completamente inútil. ¡Tú, pobre mortal! ¿Te imaginas que si yo hubiera sido útil de alguna forma hubiera alcanzado tal tamaño? Además, tú y yo somos dos criaturas y ¿cómo puede una criatura elevarse tanto como para juzgar a otra criatura? Tú, hombre mortal útil, ¿qué sabes acerca de los árboles inútiles?
El carpintero se despertó y meditó sobre su sueño y, después, cuando su aprendiz le preguntó por qué precisamente ese árbol servía para proteger el altar, le respondió: ¡Calla la boca! ¡No quiero oir más hablar sobre eso! El árbol crece aquí a propósito porque en cualquier otro sitio la gente le hubiera maltratado. Si no fuera el árbol del altar, le hubieran convertido en leña.




cuento de chung tzu,
el hombre y sus símbolos, c.g.jung.

domingo, 7 de febrero de 2010

un guerrero tiene un espíritu indomable



Una vez que ha comprendido cuál es el curso a seguir, un Guerrero pondrá en juego voluntad, sangre y músculos para lograr lo que sea necesario. Por ello, se requiere algo de obsesión para transitar el camino del guerrero. Lo que importa es el horizonte, la promesa de libertad. Eso prima sobre los sacrificios que deba hacer. Paradójicamente, el Guerrero vive a la vez en el presente y por ello no descuida las cosas importantes, nunca actúa ciegamente. La lucidez le permite encontrar la senda para llegar a su meta. Batalla cuando tiene que hacerlo, se repliega cuando es necesario. Cuida de quien lo necesita. Descansa cuando las fuerzas flaquean y sigue adelante. Amanecer tras amanecer el Guerrero se levanta con su objetivo en la mente. Por sólo unos breves y necesarios instantes, el futuro cobra cierta relevancia para él. Eso le permite mantenerse unificado y no dispersar energías.
Puede que la tarea se prolongue por años.
Y en ocasiones, más de lo que él preveía. Pero el Guerrero siempre estará allí, trabajando sin cejar, sin lamentarse. Y un día, tal vez sin darse cuenta, se encontrará a sí mismo mirando las montañas, sus acantilados y sus cimas blancas desde lo alto. Entonces habrá llegado.

Apenas una profunda exhalanción y otra tarea le será dada. El Guerrero partirá.




lucas estrella schultz

sábado, 6 de febrero de 2010

dream of the return



Al mar eché un poema
Que llevó con él mis preguntas y mi voz
Como un lento barco se perdió en la espuma
Le pedí que no diera la vuelta
Sin haber visto el altamar
Y en sueños hablar conmigo de lo que vió.

Aún si no volviera
Yo sabría si llegó
Viajar la vida entera
Por la calma azul o en tormentas zozobrar
Poco importa el modo si algún puerto espera.

Aguardé tanto tiempo el mensaje
Que olvidé volver al mar
Y así yo perdí aquel poema
Grité a los cielos todo mi rencor
Lo hallé por fin, pero escrito en la arena
Como una oración.

El mar golpeó en mis venas
Y libró mi corazón.

viernes, 5 de febrero de 2010

toma una taza de té




El té fue descubierto por Bodhidharma, el fundador del Zen. Es una bella historia.
Llevaba meditando nueve años de cara a la pared. Nueve años, y siempre de cara a la pared; era normal que empezara a quedarse dormido. Luchó y luchó contra el sueño; recuerda el sueño metafísico, la inconsciencia. Quería permanecer consciente incluso mientras dormía. Quería mantener una continuidad de la conciencia; la luz debía permanecer encendida día y noche, durante veinticuatro horas. En eso consiste el dhyana, la meditación: en darse cuenta. Una noche notó que era imposible seguir despierto, se estaba quedando dormido. ¡Se cortó los párpados y los tiró! Así no habría manera de cerrar los ojos.

Es una hermosa historia. Para acceder a los ojos interiores hay que arrancar los ojos exteriores. Ése es el alto precio que hay que pagar. ¿Y qué ocurrió? A los pocos días se dio cuenta de que de los párpados que había arrojado al suelo surgía un pequeño brote. Y el brote se convirtió en té.
Por eso, cuando bebes té, algo de Bodhidharma penetra en ti y no puedes dormirte. Bodhidharma estaba meditando en una montaña llamada Ta; de ahí procede el nombre de té.
Procede de la montaña donde Bodhidharma meditó durante nueve años.

Cuando el maestro Zen dice: «Toma una taza de té», está diciendo: «Prueba un poco de Bodhidharma. No te plantees todas esas preguntas sobre si Dios existe o no, quién creó el mundo, dónde está el cielo y dónde el infierno y cuál es la teoría del karma y el renacer.»
Cuando el maestro Zen dice: «Toma una taza de té», está diciendo: «Trata de volverte más consciente, no te entretengas con tonterías. No te van a servir de nada.»



el arte del té, osho

jueves, 4 de febrero de 2010

castillo de naipes



En Tocopilla, pequeño puerto chileno sumido entre el gélido océano Pacífico y las planicies montañosas del desierto de Tarapacá, la zona más seca del mundo, donde no ha llovido durante siglos, tuve a los 7 años mi primer contacto con los naipes... A causa del extremo calor, los comerciantes cerraban sus negocios desde mediodía hasta las cinco de la tarde. Jaime, mi padre, bajaba la cortina de acero de su Casa Ukrania -donde vendía ropa interior de mujer y artículos domésticos- y se iba a jugar al billar donde "el loco Abraham", un judío lituano, viudo, varado allí en circunstancias misteriosas. En ese hangar donde no entraban mujeres, los mercaderes rivales, alrededor de una mesa verde, decretaban la paz y afirmaban su virilidad haciendo carambolas. Según la filosofía de Jaime, a los 7 años un niño ya tenía el cerebro formado y se le debía tratar como a un adulto. El día de mi séptimo aniversario me permitió acompañarlo a jugar el billar. No me impresionó el atronador ruido de las bolas chocando, ni sus estelas blancas y rojas cruzando el paño aceitunado, lo que atrapó mi atención y me fascinó fue el castillo de naipes. El loco Abraham tenía la manía de construir, con mazos de cartas, grandes castillos. Dejaba ese conjunto, siempre diferente, extenso, alto, en el mesón del bar, lejos de las corrientes de aire, haciéndolo durar hasta que él mismo, borracho, lo deshacía a golpes para, de inmediato, ponerse a construir otro. Jaime, socarrón, me empujó hacia el "chiflado" ordenándome que le preguntara por qué hacía aquello. Él, con una sonrisa triste, le respondió a un niño lo que no quería decir a los adultos:

"Imito a Dios, muchachito. Aquel que nos crea, nos destruye y con nuestros restos, reconstruye."



alejandro jodorowsky

miércoles, 3 de febrero de 2010

somos hierro



Somos hierros, envueltos en alambres de cobre, y cada vez que queremos magnetizarnos podemos lograrlo. Hacemos fluir nuestro voltaje interior por el alambre y atraemos a quienes deseamos atraer. Al imán no le inquieta la técnica del funcionamiento. Es él mismo, y por su naturaleza atrae algunos elementos y deja otros intactos.

Es una ley cósmica. Los semejantes se atraen. Limítate a desplegar tu propia personalidad, serena, transparente y luminosa. Cuando irradiamos lo que somos, preguntándonos a cada instante si lo que hacemos es lo que deseamos hacer y haciéndolo sólo cuando la respuesta es afirmativa, nuestra actitud rechaza automáticamente a quienes nada tienen que aprender de lo que somos y atrae a quienes sí tienen algo que aprender, que son los mismos de quienes nosotros a la vez aprendemos.



richard bach

martes, 2 de febrero de 2010

haz



Haz lo que puedas,
con lo que tengas,
allí donde estés.



theodore roosevelt

lunes, 1 de febrero de 2010

no tengo prisa



No tengo prisa. ¿Prisa de qué? No tiene prisa el sol
y la luna: están seguros. Tener prisa es creer que la
gente pasa delante de las piernas, o que, dando un
brinco, salta por encima de la sombra. No; no sé
tener prisa. Si extiendo el brazo, llego exactamente
a donde mi brazo llega, ni un centímetro más allá.
Toco sólo donde toco, no donde pienso. Sólo me
puedo sentar donde estoy.





fernando pessoa