martes, 21 de diciembre de 2010

por causa de nuestra importancia




De todos los regalos que hemos recibido, la importancia personal es el más cruel. Convierte a una criatura mágica y llena de vida en un pobre diablo pedante y sin gracia.
Por causa de nuestra importancia, estamos repletos hasta los bordes de rencores, envidias y frustraciones, nos dejamos guiar por los sentimientos de complacencia y huimos de la tarea de conocernos a nosotros mismos con pretextos como 'me da flojera' o '¡que cansado!'. Detrás de todo eso hay un desasosiego que intentamos acallar con un diálogo interno cada vez más denso y menos natural.