lunes, 21 de septiembre de 2009
el viaje
El día llegó en que supiste,
finalmente, lo que tenías que hacer.
Y diste el primer paso,
aunque las voces a tu alrededor
no dejaban de gritar
sus malos consejos, aunque
tu casa toda comenzó a temblar.
Y sentiste el antiguo tirón
en los tobillos.
«¡Remienda mi vida!»,
gritaba cada una de las voces.
Pero no te detuviste.
Sabías lo que tenías que hacer,
aunque el viento hurgara
con sus tiesos dedos
las mismas fundaciones,
aunque su melancolía
fuese tan terrible.
Ya era bastante
tarde, y era una noche salvaje,
y el camino estaba lleno
de ramas caídas y de abrojos.
Pero poco a poco,
mientras dejabas atrás las voces,
las estrellas comenzaron a arder
a través del manto de nubes,
y había una nueva voz
que lentamente
reconocías como propia,
una voz que te acompañaba
mientras caminabas más y más profundo
al interior del mundo,
determinada a hacer
la única cosa que podías hacer,
determinada a salvar
la única vida que podías salvar.
mary oliver