sábado, 7 de noviembre de 2009

si...


Si puedes conservar tu cabeza, cuando a tu rededor
todos la pierden y te cubren de reproches;
si puedes tener fe en tí mismo cuando duden de ti
los demas hombres y ser indulgente para su duda;
si puedes esperar y no sentirte cansado con la espera,
si puedes siendo blanco de falsedades no caer en la mentira;
Y si eres odiado, no devolver el odio, sin que te creas por eso, ni demasiado bueno, ni demasiado cuerdo…

Si puedes soñar sin que los sueños imperiosamente te dominen;
si puedes pensar, sin que los pensamientos sean tu objetivo único;
si puedes encararte con el triunfo y el desastre
y tratar de la misma manera a estos dos impostores;
si puedes aguantar, que a la verdad por ti expuesta
la veas retorcida por los picaros
para convertirla en lazos de los tontos,
o contemplar que las cosas a que diste tú vida
se han deshecho y agacharte y construirlas de nuevo,
aunque sea con gastados instrumentos…

Si eres capaz de juntar, en un solo haz, todos los triunfos y ganancias;
y arriesgarlos a cara o cruz, en una sola vuelta,
y si perdieras, empezar otra vez como cuando empezaste.
Y nunca mas exhalar una palabra sobre la pérdida sufrida,
si puedes obligar a tu corazón, a tus fibras y a tus nervios,
a que te obedezcan aún después de haber desfallecido
Y que así se mantengan, hasta que en ti no haya otra cosa que la voluntad gritando: PERSISTIR ES LA ORDEN.

Si puedes hablar con multitudes y conservar tu virtud
o alternar con reyes y no perder tus comunes rasgos;
si nadie, ni enemigos ni amantes amigos pueden causarte daño,
si todos los hombres pueden contar contigo,
pero ninguno demasiado;
si eres capaz de llenar el inexorable minuto
con el valor de los sesenta segundos de la distancia final;
tuya será la Tierra y cuanto ella contenga
y -lo que aún más vale- serás un Hombre, hijo mío.


rudyard kipling