martes, 9 de agosto de 2011
cuando afrontamos la realidad del cambio
La enfermedad ha sido descrita como la incapacidad del organismo para adaptarse al cambio. Si no somos capaces de confiar en la vida lo suficiente como para afrontar los cambios de la mejor manera posible, es factible que titubeemos a la hora de realizar esfuerzos para conseguir el éxito y descubrir que estamos atrapados en una espiral descendente de negatividad. Encontrar medios sanos para abordar y comprender los cambios nos ofrece una oportunidad única para crecer y sanarnos.
Cuando afrontamos la realidad del cambio, aprendemos a aceptar sus desafío con gracias y un renovado coraje. Quejarnos porque nos consideramos víctimas de algo o alguien, calumniar a los demás o culparlos por ser la causa de nuestros problemas no solo nos hace mezquinos sino que también refuerza antiguos modelos de conducta; proyectamos nuestra negatividad en los demás en vez de asumir nuestra propia responsabilidad. Esta actitud no potencia nuestro crecimiento psicológico ni nuestro desarrollo espiritual. Por el contrario, nos mantendrá fijados en ciertos modelos de respuesta que limitan nuestra felicidad, nuestro placer y nuestro goce.
Al comprender cómo reaccionamos frente al cambio y el efecto que tiene sobre nuestro sistema energético, podemos alterar los viejos modelos de respuesta y tomar conciencia de nuestra propia naturaleza. Aceptando que los cambios son inevitables, seremos capaces de liberarnos del pasado con el fin de descubrir alternativas sanas para nuestra vida. El cambio abre las puertas para que podamos ver las oportunidades de creatividad y salud. De este modo comprendemos que nos ofrece un reto para convertirnos en una persona mejor.