jueves, 25 de agosto de 2011
hay un algo misterioso
En cada ser humano, sea emperador o vaquero, príncipe o pordiosero, filósofo o esclavo, hay un algo misterioso que él no entiende ni controla. Puede permanecer latente por tanto tiempo que es casi olvidado; puede estar tan reprimido que el hombre piensa que está muerto. Pero una noche está solo en el desierto bajo un cielo estrellado; un día está con la cabeza en reverencia y con ojos húmedos junto a un sepulcro abierto; o llega el momento en que se afianza con un instinto de desesperación al mojado riel de un barco sacudido por la tormenta, y de repente, desde las profundidades olvidadas de su ser salta al acecho este algo misterioso. Abruma el hábito; hace a un lado la razón, y con una voz que se rehusa a ser acallada grita sus dudas y su oración.