
A medida que te vas recuperando, comenzarás a experimentar una fe más intensa en tu creador y en tu creador interior. Aprenderás que en realidad es más fácil escribir que no escribir, pintar que no pintar y así siguiendo. Aprenderás a disfrutar el proceso de ser un canal creativo y a abandonar tu necesidad de controlar el resultado. Descubrirás la alegría de practicar tu creatividad. El proceso, no el producto, se convertirá en el foco de tu interés.