viernes, 7 de agosto de 2009

hexagrama 56, lü. el andariego, el viaje



De los viajes uno puede contar mucho y abrumar y puede no contar nada;
guardar todo en su interioridad.
El tiempo de viaje es ante todo un estado mental, y el hombre es un turista, un extranjero que recorre una realidad diferente cada vez.
Cuando uno viaja y se hace pequeño, y se mezcla entre las gentes del pueblo que recorre, aprende de él sus costumbres y tradiciones, sin embargo, si se jacta y se hace grande, se pierde en los laberintos de la tierra extranjera.
Las actitudes que decida tomar en el tiempo del viaje son de importancia significativa dado que la morada no es fija no tiene aquí ciudad permanente, así que donde quiera que vaya será forastero y peregrino, y no tendrá sosiego si no se mantiene fuerte y firme en su interior.
¿Dónde está el sitio para descansar?.
Esto depende de quien more en nuestra "ruta interior".
Somos pereginos, pueblo errante, caravana que migra constantemente, que no puede parar de caminar. El andarín debe aligerar su carga, mirar las cosas de la tierra como quien está de paso; no adherirse a cosa alguna de este viaje porque no es su morada y puede perecer.

Transitar en la vida de interioridad es lo que da fuerza y sentido al tiempo del viaje.-


lucía rosso