lunes, 24 de agosto de 2009

la diosa






Gran Madre,
Gran Diosa,

Señora Nuestra que nos protege a todas en nuestro camino
espiritual, escúchame.
Hay una gran Maestra dentro de mí, Gran Madre.
Su altura es muy superior a la mía y puedo ver los colores
de sus adornos de plata, flotando suavemente en el viento.
Siento este Ser dentro de mí, quien es parte de mí y a
la vez testigo de mi existencia, desde un lugar elevado,
inspirándome hacia la perfección y ayudándome a continuar, a llegar
siempre un poquito más lejos cada día, a ser más fuerte cada día.

Ella es una Maestra Espiritual que me proporciona los desafíos
necesarios para elevar mis brazos hacia la sabiduría de los cielos,
como los árboles que elevan sus ramas hacia la lluvia y el sol.

No hay un momento en el que no sienta Su presencia
dentro de mí.
Cuando me muevo demasiado rápido en la vida, en esta
gran aventura y misterio en el que estamos inmersos, la siento
diciéndome que baje la velocidad y simplemente sea, que no hay nada
más que hacer sino experimentar la esencia de todo lo que yo soy.

Cuando descanso, como si estuviera sostenida por sus
brazos, sé que todo está bien y que no importa que el estrés y la
confusión me rodeen, sé que la vida es perfecta y que todas nosotras
estamos haciendo lo que debemos hacer, y que ya hemos caminado antes
sobre este camino del corazón, hacia el corazón de la Diosa.

Ruego que toda la gente pueda reconocer la magnificencia
de esta Maestra Interior, quien nos enseña que no hay separación
entre nosotros.

Yo sé, Gran Madre, que hay solo una unidad en toda la
vida, y ruego para que toda la gente comience a comprender y a saber
de esta unidad a partir de la experiencia de su Maestra Interior.

Ella reside dentro de cada persona, enviándonos claridad
y perfección para nuestras visiones. Nuestras visiones son
compartidas, aunque no sean expresadas de la misma manera.

Siento tu presencia, Gran Dama, Gran Diosa, imagen en
nuestro interior, y sé que tu luz es solo una parte para mí y una
parte en cada una de nosotras, todas y todos formamos parte de un
solo tejido, de un solo cuerpo y de una sola magnífica luz, el Gran
Espíritu.
Gracias por permitirme conocerte en este precioso camino de regreso a Avalon.

Bendita Sea



sandra román