
¡Cuántos artistas han acabado su vida desanimados, quebrantados, porque el público no les había aceptado ni reconocido! Los artistas no tienen generalmente una gran resistencia psíquica:
son pocos quienes, en medio de las pruebas, han sabido manifestarse con este valor que es la marca de los más grandes espíritus.
A veces se plantea la siguiente pregunta: «Pero, ¿por qué los Señores de los destinos permiten que se trate con tanto rigor a los seres más destacados, a los más nobles? ¿Por qué?…» Pues bien, es para que estos seres puedan superarse y dar lo mejor de sí mismos. Si se vieran rodeados de gente que les aplaudiera, les adulara y les facilitara las cosas, se dormirían, se debilitarían, se ensombrecerían; serían incapaces de producir obras tan profundas y tan grandiosas. El destino es un pedagogo terrible, pero hay que comprender y aceptar, actúa de esta manera para que los seres lleguen a ser verdaderos creadores.