miércoles, 27 de octubre de 2010

la sacerdotisa





La sacerdotisa inicia el recorrido a través del misterio.
No lo hace a través del movimiento físico, sino de la quietud.
Deja que las cosas sucedan. Que lo que tenga que acontecer, acontezca.
Sus armas son la intuición y la paciencia.
No se altera por los acontecimientos externos.
Confía en que será tocada y transformada por lo divino en el momento oportuno.
No le teme a la oscuridad.
Ha aprendido a descifrar el leguaje simbólico del insconsciente.
Se deja guiar y conducir por su voz interior.
Sabe fluir con el río de la vida.
Obtiene su saber de los sueños y de la noche. No teme recorrer los senderos en penumbras.
Custodia la sabiduría arquetípica y ancestral de la luna.
Porque todo tiene ciclos. Y ritmos.
Es capaz de ver ambas caras de una situación.
No tiene prisa por llegar a ningun lado. Ni la angustia el porvenir.
Su fuerza radica en la capacidad de ver con los ojos del corazón.
Su presencia trae calma y seguridad.
Está donde tiene que estar.

Y confía.