lunes, 18 de octubre de 2010
el sentido
La emoción y el calor humanos, la compasión que nos viene de los demás y de nosotros mismos, provocan deshielos primaverales en las yermas tierras del invierno. El rechazo y la intransigencia ante la verdad empiezan a romperse como una capa de hielo que se adelgaza, a fin de liberar la vida que tuvimos que sepultar. Bajo la tierra helada, cubiertas de nieve invernal, yacen raíces aletargadas, brotes, semillas que necesitan del sol y la lluvia, que son como el florecimiento potencial de afirmar la vida, enterradas y olvidadas en la mente. Es el amor el que nos vuelve a unir al espíritu, al trabajo y a nuestros allegados espirituales; es al amor por lo que hacemos y el amor por quienes nos rodean lo que nos concede la certeza de tener un lugar en el universo, el sentido de la pertenencia. El amor nos conduce hacia cuanto nos procura felicidad y armonía, finalidad y sentido.