domingo, 15 de mayo de 2011

adictos y sanadores




Esta es una historia que yo (Andrew) he contado tantas veces en los últimos años que ya no puedo recordar dónde la leí o la escuché. Creo que yo no la inventé, pero en el transcurso de contarla, puede ser que haya cambiado ciertos detalles. Bueno, el caso es que un antropólogo se va de viaje tres meses para estudiar a un grupo de esquimales en Groenlandia, creo. Está especialmente interesado en descubrir cosas sobre los sanadores nativos y sus métodos de sanación.

En el pueblo hay un hombre muy viejo y el antropólogo decide que él debe ser el sanador de la aldea. Pasa el primer mes cortejando lentamente al viejo hombre, pasando tiempo con él para ganar su confianza. Gradualmente, en el segundo mes, comienza a hacer preguntas al viejo acerca de la sanación, tratando de pescar información que el viejo nunca provee. Faltándole sólo un mes para regresar, el antropólogo se vuelve más directo y hace preguntas que el viejo sigue sin responder.

Finalmente, cuando le faltaban sólo dos semanas para irse, el antropólogo abandona su principio de no imponer sus necesidades en la cultura y en los individuos sobre los cuales está trabajando. Directamente confronta al hombre diciendo algo así: “Tú eres el hombre más viejo de la aldea. Todo el mundo te respeta. ¿Por qué te niegas a decirme algo al respecto?”
El viejo hombre mira al antropólogo como si fuera un tonto y dice algo que para él es absolutamente obvio: “¿Cómo puedo ser yo un sanador, si yo no tengo sueños?” Para el viejo este era un prerrequisito para ser sanador y creo que es un prerrequisito universal.

Me gusta contarles esta historia a los adictos en recuperación, todos los cuales han sido heridos y la mayoría de los cuales tienen sueños. Puedes suceder, conforme completes el proceso de estos libros, que comiences a interesarte en el trabajo de sanación. Yo creo que la experiencia de la adicción y de la recuperación proveen los prerrequisitos para convertirse en sanador, aunque mi concepto acerca de lo que es un sanador es muy fluido. Un chef puede ser un sanador y también puede serlo un jardinero, una esteticista o un pianista.