lunes, 9 de mayo de 2011

nahual



Sucede que de acuerdo a los pueblos originarios, tenemos dos almas:
Cuando nacemos, un alma ocupa nuestro cuerpo y la otra se instala entre los poderes de la naturaleza; en el río, en la montaña, en el trueno y, en especial, entre los animales. Desde este lugar, esta segunda alma nos observa, nos nutre y aconseja durante toda la vida,
entregándonos los dones propios del animal en que reside.