sábado, 29 de octubre de 2011
¿cómo se recuperan los años de ausencia de afecto?
Nunca se recuperan. La definición de la resiliencia dice que si nuestro entorno afectivo y sensitivo se reconstituye en torno a nosotros, uno puede tomar otro tipo de desarrollo que puede ser bueno.
La resiliencia plantea, además, que las heridas del pasado siempre estarán, pero con afecto la memoria es más soportable.
En un primer término uno intento negar la herida porque si no, puedes convertirte en un preso del pasado y eso es precisamente la antiresiliencia: no pensar nada más que en la desgracia, en la pérdida, en el trauma y sufrir todo el tiempo. Si uno niega lo que ocurrió, no quiere decir que uno olvida, quiere decir que uno se compromete en la relación y eso permite decir: ya lo pensaré luego. Está en la memoria, pero no en la conciencia. Cuando uno se vuelve más fuerte, se puede pensar en lo que pasó y dejas de negar. Uno dice: esto es lo que me sucedió. ¿Qué voy a hacer con esta herida?, esta es la frase que resume la resiliencia. No olvido, pero quiero hacer algo con lo que me sucedió. A partir de allí transformó el sufrimiento en creación.
Estoy convencido de que cuando se deja a una persona sola con su herida, surgen las autoagresiones piensa en el suicidio o cae en el alcoholismo, por ejemplo, y todo porque no se le ha permitido transformarse su herida. El proceso de terapia puede ser la filosofía, la pintura, la música, la literatura, a veces la psicoterapia. Lo importante es relatar lo que pasó, reelaborar el pasado. Hay dos palabras que permiten iniciar el proceso de la resiliencia: afectividad y mentalización. La afectividad da seguridad al niño y la mentalización permite tomar distancia con la herida. Cuanto más busco comprender lo que me sucedió, mejor retomo un desarrollo que no es el inicial, sino otro desarrollo.