Dos personas han vivido en ustedes durante toda su vida una es el ego, gárrulo, exigente, histérico, calculador; la otra es su ser espiritual oculto, cuya queda voz de sabiduría rara vez ha oído o atendido. A medida que vaya escuchando cada vez más las enseñanzas, las contemple y las integre en su propia vida, su voz interior, su sabiduría innata de discernimiento, que en budismo denominamos ‘percepción selectiva’, despertará y seguirá fortaleciéndose, y empezará usted a distinguir entre su guía y las diversas, clamorosas y cautivadoras voces del ego; empezará a regresarle el recuerdo de su auténtica naturaleza, con todo su esplendor y confianza.
Comprobará, en realidad, que ha descubierto en usted mismo su propio guía sabio. Puesto que éste o esta guía le conoce a fondo, ya que “es” usted, está en condiciones de ayudarle a salvar, con creciente claridad y humor, todas las dificultades de sus pensamientos y emociones. Su guía puede ser también una presencia continua, alegre, tierna, provocativa a veces, que siempre sabe qué es lo que más le conviene, y le ayuda a encontrar cada vez más salidas a su obsesión por sus confusas emociones y reacciones habituales. Conforme la voz de su percepción selectiva se vaya haciendo más y más fuerte y clara, empezará usted a distinguir entre la verdad de esa voz y los variados engaños del ego, y podrá escucharla con discernimiento y confianza.
Cuanto más a menudo escuche usted a ese guía sabio, más fácil le resultará cambiar sus estados de ánimo negativos, ver más allá de ellos, e incluso reírse de ellos como de los dramas absurdos e ilusiones ridículas que en realidad son. Poco a poco seguirá viendo capaz de liberarse cada vez más deprisa de las emociones oscuras que han gobernado su vida, y esta capacidad es el milagro más grande de todos. Terton Sogyal, místico tibetano, decía que en el fondo no le impresionaba que alguien pudiera convertir el suelo en techo o el fuego en agua; un auténtico milagro, decía, era que alguien pudiera liberar siquiera una emoción negativa.
Cuanto más le escuche, más orientación recibirá. Si atiende a la voz de su guía sabio, la voz de su percepción selectiva, y hace callar al ego, llegará a experimentar esa presencia de sabiduría, alegría y felicidad que es usted en realidad. Empieza en usted una vida nueva, absolutamente distinta a la de cuando se hacía pasar por su ego. Y cuando llegue la muerte, ya habrá usted aprendido en vida a controlar esos pensamientos y emociones que, de otra manera, adquirirán una realidad avasalladora en los estados de la muerte, los bardos.