lunes, 8 de febrero de 2010
el árbol inútil
Un carpintero ambulante, llamado Piedra, vio en sus viajes un gigantesco y añoso roble que se levantaba en un campo junto a un altar hecho de tierra. El carpintero dijo a su aprendiz, el cual admiraba el roble: "Ése es un árbol inútil. Si quieres hacer un barco, pronto se pudrirá; si quieres hacer aperos se romperían. No puede hacer nada que sea útil con ese árbol y por eso ha llegado a ser tan viejo".
Pero en una posada, aquella misma noche, cuando el carpintero se fue a dormir, el roble añoso se le apareció en sueños y le dijo: ¿Por qué me comparas con vuestros árboles cultivados tales como el espino blanco, el peral, el naranjo y el manzano y todos los demás que dan fruta? Aún antes de que se pueda recoger el fruto, la gente los ataca y los viola. Sus ramas gruesas están desgajadas, sus ramillas, rotas. Su propio fruto les acarrea daño y no pueden vivir fuera de su espacio natural. Esto es lo que ocurre en todas partes y por eso hace tanto tiempo que intenté en convertirme en completamente inútil. ¡Tú, pobre mortal! ¿Te imaginas que si yo hubiera sido útil de alguna forma hubiera alcanzado tal tamaño? Además, tú y yo somos dos criaturas y ¿cómo puede una criatura elevarse tanto como para juzgar a otra criatura? Tú, hombre mortal útil, ¿qué sabes acerca de los árboles inútiles?
El carpintero se despertó y meditó sobre su sueño y, después, cuando su aprendiz le preguntó por qué precisamente ese árbol servía para proteger el altar, le respondió: ¡Calla la boca! ¡No quiero oir más hablar sobre eso! El árbol crece aquí a propósito porque en cualquier otro sitio la gente le hubiera maltratado. Si no fuera el árbol del altar, le hubieran convertido en leña.
cuento de chung tzu,
el hombre y sus símbolos, c.g.jung.