viernes, 26 de febrero de 2010

¿cómo se puede invertir esta situación y recuperar la estima espiritual y el amor propio?



¿Cómo se puede invertir esta situación y recuperar la estima espiritual y el amor propio? Tenemos que buscar algo muy distinto de lo que buscaba la pequeña vendedora de fósforos. Tenemos que llevar nuestras ideas a un lugar donde se les preste apoyo. Este gigantesco paso va de la mano de la concentración en un objetivo: la búsqueda de alimento. Pocas de nosotras somos capaces de crear a partir exclusivamente de nuestro amor propio. Necesitamos que nos acaricien todas las caricias de alas de ángel habidas y por haber.

A la gente se le ocurren casi siempre ideas maravillosas: voy a pintar esta pared con un color que me guste; voy a crear un proyecto con el que toda la ciudad se sentirá identificada; voy a hacer unos azulejos para mi cuarto de baño y, si me gustan, venderé unos cuantos; reanudaré los estudios, venderé mi casa y me dedicaré a viajar, tendré un hijo, dejaré esto y empezaré lo otro, iré por mi camino, mejoraré mi conducta, ayudaré a enderezar esta injusticia o esta otra, protegeré a los que carecen de protección.
Todos estos proyectos necesitan alimento. Necesitan un apoyo vital de personas cordiales. La niña de las cerillas va vestida de andrajos. Como dice la canción, ha estado abajo tanto tiempo que le parece que está arriba. Nadie puede crecer al nivel en el que ella se encuentra. Queremos colocarnos en una situación en la que, como los árboles y las plantas, podamos volvernos hacia el sol. Pero tiene que haber un sol. Para hacerlo, hemos de movernos, no podemos permanecer sentadas. Tenemos que hacer algo para cambiar nuestra situación. Si no nos movemos, volveremos a las calles a vender cerillas.

Los amigos que nos aman y contemplan calurosamente nuestra vida creativa son los mejores soles del mundo. Cuando una mujer, tal como le ocurre a la niña de las cerillas, no tiene amigos, se queda congelada por la angustia y a veces también por la cólera. Y en ocasiones, aunque tenga amigos, puede que éstos no sean unos soles. Es posible que la consuelen en lugar de hablarle de su situación cada vez más congelada. Pero el consuelo no tiene absolutamente nada que ver con el alimento. El alimento mueve a la mujer de un lugar a otro. El alimento es algo así como unos copos de cereales psíquicos.

La diferencia entre el consuelo y el alimento consiste en lo siguiente: si tú tienes una planta que está enferma porque la guardas en un armario oscuro y le diriges palabras tranquilizadoras, eso es un consuelo. Si sacas la planta del armario, la pones al sol, le das algo de beber y le hablas, eso es un alimento.