viernes, 5 de febrero de 2010

toma una taza de té




El té fue descubierto por Bodhidharma, el fundador del Zen. Es una bella historia.
Llevaba meditando nueve años de cara a la pared. Nueve años, y siempre de cara a la pared; era normal que empezara a quedarse dormido. Luchó y luchó contra el sueño; recuerda el sueño metafísico, la inconsciencia. Quería permanecer consciente incluso mientras dormía. Quería mantener una continuidad de la conciencia; la luz debía permanecer encendida día y noche, durante veinticuatro horas. En eso consiste el dhyana, la meditación: en darse cuenta. Una noche notó que era imposible seguir despierto, se estaba quedando dormido. ¡Se cortó los párpados y los tiró! Así no habría manera de cerrar los ojos.

Es una hermosa historia. Para acceder a los ojos interiores hay que arrancar los ojos exteriores. Ése es el alto precio que hay que pagar. ¿Y qué ocurrió? A los pocos días se dio cuenta de que de los párpados que había arrojado al suelo surgía un pequeño brote. Y el brote se convirtió en té.
Por eso, cuando bebes té, algo de Bodhidharma penetra en ti y no puedes dormirte. Bodhidharma estaba meditando en una montaña llamada Ta; de ahí procede el nombre de té.
Procede de la montaña donde Bodhidharma meditó durante nueve años.

Cuando el maestro Zen dice: «Toma una taza de té», está diciendo: «Prueba un poco de Bodhidharma. No te plantees todas esas preguntas sobre si Dios existe o no, quién creó el mundo, dónde está el cielo y dónde el infierno y cuál es la teoría del karma y el renacer.»
Cuando el maestro Zen dice: «Toma una taza de té», está diciendo: «Trata de volverte más consciente, no te entretengas con tonterías. No te van a servir de nada.»



el arte del té, osho