viernes, 25 de junio de 2010
en mi vida he tenido muchas dificultades
Tal vez hayas oído la historia de aquél anciano que a la hora de su muerte llamó a sus hijos a su lado para darles sus últimos consejos.
“Hijos –dijo–, en mi vida he tenido muchas dificultades, muchas dificultades, pero la mayor parte de ellas nunca sucedieron”.
Todos somos ese anciano. Nuestras dificultades nos agobian –en perspectivas–, pero generalmente nos encontramos que cuando la necesidad verdadera llega, la providencia ha encontrado alguna manera para hacerle frente.
El Dr. J. Loeb, miembro del Instituto Rockefeller, realizó una serie de pruebas con los parásitos que se encuentran en las plantas, para demostrar que aun las mas bajas de las criaturas tienen el poder de encontrar en la Mente Universal la satisfacción de sus necesidades extraordinarias.
“Para obtener el material necesario –dice el doctor Loeb–, rosales en tiesto son traídos a un cuarto y puestos frente a una ventana cerrada. Si se permiten que las plantas se sequen, los afiliados (parásitos), anteriormente sin alas, se convierten en insectos alados. Después de la metamorfosis, los animales dejan la planta y vuelan hacia la ventana.
Es evidente que esos insectos diminutos encontraron que la planta donde vivían había muerto, y que ya no podían seguir encontrando en ellas sus alimentos. La única manera en que podían salvarse era adquiriendo alas temporales, lo cual hicieron.
En otras palabras, cuando se vieron privados de sus alimentos, tuvieron que encontrar la manera de emigrar, o perecer, la Mente Universal les dio la manera de emigrar.
Si la Mente Universal puede hacer esto por las criaturas más bajas, ¿no es lógico suponer que hará mas aun por nosotros –el producto mas elevado de la creación– si sólo pedimos su ayuda, si solo tenemos un poco de fe? Vistos a la luz de la respuesta de la mente a la necesidad de esos parásitos diminutos, ¿parecerá increíble que un mar se abriera para permitir a un pueblo pasar por su fondo? ¿qué un pilar de fuego lo guiara por la noche en el desierto? ¿qué el maná cayera del cielo, y el agua brotara de una roca?.
En momentos de gran peligro, en horas de extrema angustia, cuando el alma valiente expone todo lo que posee, entonces es cuando los milagros ocurren, si tenemos fe.
Eso no significa que debes entregarte indolentemente en manos de la Providencia. Cuando hayas hecho todo lo que es posible hacer, no te preocupes por el resultado. Si mas necesitas mas recibirás. Puedes sentir la confianza de que, habiendo hecho todo lo que está en tus manos, el Genio de tu Mente hará lo que falta.
Cuando el pequeño país de Palestina estaba en peligro de ser conquistado por Egipto en un lado, o por la Asiria en el otro, la gente estaba tratando, frenéticamente, de decidir a cual peligro hacer frente, con cual enemigo se debían aliar para vencer al otro. “Con ninguno –dijo el profeta Isaías–, en la calma encontraréis la seguridad; en la confianza tranquila encontraréis la fuerza”.
Así es con la mayor parte de las calamidades que nos afligen. ¡Si sólo les hiciéramos frente con calma y confianza, cuan mejor sería la vida! Pero no; tenemos que afligirnos, que preocuparnos, y la mayor parte de las veces hacemos exactamente lo que sirve para aumentar nuestras dificultades.
Toda la parte de la Mente Universal que se necesita apara resolver el problema, está en donde se la necesita. La abundancia está siempre donde tú estás, y es lo que tú necesitas. No importa si es enfermedad o dificultad, pobreza o peligro, lo que necesitas está aquí, esperando que lo tomes. Haz frente a tu dificultad audazmente, sabiendo que tienes a tu espalda un poder infinito y encontrarás que ese poder te rodea y viene en tu ayuda.
Es como un autor que escribe un libro. Por mucho tiempo trabaja en una clase de niebla mental, pero, si persevera, aparece de súbito una luz que clarifica sus ideas y e muestra la manera de arreglarlas lógicamente. En momentos de desesperación, sentirás un impulso de energía desconocida que se eleva en tu alma.
Esto nosignifica que nunca tendrás dificultades. Las dificultades te hacen bien. Son el ejercicio de tu mente. Tú eres más fuerte y mejor cuando las has vencido. Pero considéralas como simples ejercicios. Como ejercicios que te son dados para que puedas aprender a usar tu mente, a encontrar lo que necesites en la Abundancia Universal.
Recuerda esto: No importa la catástrofe que caiga sobre la humanidad, no importa lo que la pérdida sea, tú y los tuyos pueden librarse de ella. Hay siempre un camino de seguridad para el individuo. Hay siempre una “arca” en la cual unos cuantos pueden salvarse del diluvio. El nombre del arca compresión, comprensión de tus poderes interiores.
Si el mal nos amenaza, si el fracaso, la enfermedad o el accidente parece, inminente, sólo tenemos que decir que esos males no vienen de la Mente Universal, por consiguiente no son reales y no tienen poder sobre nosotros. Son simplemente la ausencia de la condición verdadera que la Mente Universal conoce. Rehúsa, por eso, verlos o aceptarlos, y busca por medio de la Mente la condición que los puede hacer nulos.
Si hace esto, encontrarás que puedes apropiarte por medio de la Mente, de todo lo que necesitas para tu vida, cuando lo necesites. Mientras mayor sea tu necesidad con más seguridad puedes satisfacerla, si comprendes esta verdad.
No hay condición tan desesperada, no hay causa tan perdida, que no pueda se salvada por esa verdad. Una y otra vez enfermos desahuciados por los doctores se han recobrado milagrosamente, ayudados por la fe de alguna persona amada.
Y de la misma manera, hay innumerables ejemplo de que la calamidad que amenazaba se ha convertido en una bendición. La calamidad mas grande es nuestra falta de fe. Siempre buscamos las dificultades, las visualizamos. Somos como la anciana que “goza de mala salud”. Siempre ponemos la palabra “pero” después de nuestros anhelos y deseos, creyendo que hay muchas cosas que son demasiado buenas para nosotros. Creemos que hay un poder aparte del bien, que puede privarnos de todas las bendiciones que nos pertenecen. Dudamos, porque no podemos ver la forma en que nuestro deseo puede ser satisfecho. Ponemos un límite al bien que puede alcanzarnos.
Tu mente es una parte de la Mente Universal. Y la Mente Universal tiene toda la abundancia. Tú mereces, y puedes tener, la parte de esa abundancia que quieras apropiarte. Esperar menos es recibir menos, porque eso disminuye tu capacidad para recibir.
No importa la clase de deseo que puedas tener. Si tu hijito quiere un tren y tú puedes dárselo con toda facilidad, no vas a darle un libro de estampas porque sea mejor para el, pero el amor que tu sientes por tu hijo te va a hacer que le des lo que el desea, mientras que sus deseos no sean perjudiciales.
De la misma manera, la Mente Universal puede satisfacer tus deseos, no importa lo triviales que parezcan, mientras que no sean perjudiciales.
¡Si sólo tratáramos de comprender que Dios no es una deidad lejana, no es un juez severo, sino la fuerza benéfica que llamamos Naturaleza, el principio de la vida que hace abrirse a las flores, que hacer crecer las plantas, que nos rodea de abundancia! Si sólo pudiéramos comprender que El es la Mente Universal que tiene toda la abundancia, que nos dará los juguetes de la niñez o lo que necesitamos en nuestra madurez, que todo lo que necesitamos para recibir lo que necesitamos es comprender lo que podemos recibir, entonces tal vez perderíamos todos nuestros temores, nuestras ansiedades, nuestra sensación de limitaciones.
Porque la Mente Universal es la fuente infinita, ilimitada de todo bien. No sólo la fuente del bien general, sino del bien individual que necesitamos en la vida. Para ella no hay problema grande o pequeño. Para ella mover una montaña no es mas difícil que alimentar un gorrión.
Y para uno –como el Maestro– que tiene una comprensión perfecta, el “milagro” de levantar a Lázaro de su tumba no necesita no necesita mas esfuerzo que cambiar el agua en vino. El sabía que la Mente Universal es todopoderosa. El sabía que comprender a Dios es vivir eternamente. Y Jesús comprendió a Dios, y pudo demostrar el conocimiento de la vida eterna dominando el pecado, la enfermedad y la muerte. Porque es la misma ley que cura pecados, enfermedades, pobreza y hasta la muerte misma. Esa ley es la comprensión perfecta del principio Divino.
¿Pero en que consiste esa habilidad para hacer “milagros”? ¿Cuál es el poder o fuerza con que podemos probar esa habilidad? Tal vez la manera mas sencilla es empezar con la realización de que el poder de la Mente Universal está al alcance del hombre.