viernes, 4 de junio de 2010

no hacer nada




Dices que una emoción es el reflejo de la mente en el cuerpo. Pero a veces hay un conflicto entre ambas: la mente dice “no” mientras la emoción dice “si”, o al revés.
Si realmente quieres conocer tu mente, el cuerpo siempre te dará un reflejo fiel; por tanto, observa la emoción o, más bien, siéntela en tu cuerpo. Si existe un conflicto aparente entre ambos, el pensamiento es el que miente y la emoción dice la verdad. No la verdad última de tu identidad real, sino la verdad relativa de tu estado mental en ese momento.

Observar una emoción es básicamente igual que escuchar u observar un pensamiento (…).La única diferencia es que, mientras el pensamiento está en tu cabeza, la emoción tiene un fuerte componente físico, de modo que se siente principalmente en el cuerpo. Puedes dejar que la emoción esté ahí sin ser controlado por ella. Ya no eres la emoción; eres el observador, la presencia que mira. Si practicas así, todo lo que es inconsciente en ti saldrá a la luz de la conciencia.

La rendición es una sabiduría simple pero profunda que implica ceder más que oponerse al flujo de la vida. El único lugar donde puedes experimentar el flujo de la vida es el ahora; por lo tanto, rendirse es aceptar el momento presente incondicionalmente y sin reservas. Es renunciar a la resistencia interna a lo que es. Resistirse internamente es decir “no” a lo que es mediante el juicio mental y la negatividad emocional. La resistencia suele agudizarse cuando las cosas “van mal”, lo que significa que hay una distancia entre las demandas y rígidas expectativas de tu mente y lo que es. En esa brecha anida el dolor.

La rendición hará que tus relaciones cambien profundamente. Si no puedes aceptar lo que es, eso implica que nunca puedes aceptar a las personas como son. Las juzgarás, las criticarás, las etiquetarás, las rechazarás o intentarás cambiarlas. Además, si siempre haces del ahora un medio para un fin futuro, también convertirás a cada persona con la que te encuentres o con la que te relaciones en un medio para un fin. La relación –el ser humano- será entonces de una importancia secundaria para ti, o no tendrá ninguna importancia. Lo primordial será lo que puedas sacar de la relación, sea una ganancia material, una sensación de poder, placer físico o algún tipo de gratificación para el ego.
“No hacer nada” cuando estás en un estado de intensa presencia es un poderoso transformador que sana a las personas y situaciones.
El taoísmo describe esta actitud con un término llamado Wu wei, generalmente traducido por “actividad sin acción” o “sentarse tranquilamente sin hacer nada”. En la antigua China, éste se consideraba uno de los más elevados logros o virtudes. Es radicalmente diferente de la inactividad en el estado de conciencia ordinario –o más bien de inconsciencia – que surge del miedo, de la inercia o de la indecisión. El verdadero “no hacer nada” implica ausencia de resistencia interna e intensa alerta.