viernes, 11 de diciembre de 2009

las leyes de la magia



¿Cuáles son las leyes de la magia?

Son cuatro: querer, osar, poder y callar. Por «callar» entiendo «obedecer». La fuerza en reposo es la mayor fuerza, por eso a veces cuento esa historia iniciática que relata cómo el hombre más fuerte del Imperio Chino hace su demostración de fuerza sacando una mariposa de una cajita y diciendo: «Soy tan fuerte que puedo tomar una mariposa por las alas sin dañarla». Eso es callar. El conocimiento hay que manifestarlo sólo cuando se nos pide, y si no hay que callar. Una cosa es dar y otra obligar a recibir a los demás...

¿Y cómo interpreta «querer, osar, poder y callar»?
«Querer»: si tú no quieres, no avanzas. Hay quien no quiere curarse. Los evangelios lo apuntan cuando Jesús pregunta al paralítico si quiere andar, porque si uno no quiere, ni un dios te puede curar.
«Osar»: curarte es hacer frente a los cambios que la curación te va a producir.
El paralítico llevaba cuarenta años inválido, así que curarse para él significaba no tener dinero porque no mendigaría más. Cuando estás enfermo, en realidad, estás llamando la atención de los demás para que te cuiden, estás pidiendo cariño. La enfermedad es una comedia de peticiones. El enfermo pide a gritos que lo amen. Hay que osar ser curado, entrar en una nueva individualidad en donde desconoces la dirección porque se produce un cambio y, en cierta
medida, una nueva personalidad.
«Poder»: significa que una vez que estás haciendo las cosas, entras en lucha y no tienes que ser tu propio enemigo. Para poder hay que ser uno y no ser otro, no luchar contra ti mismo porque ello te producirá una gran neurosis de fracaso.
«Callar»: significa que cuando intentas transmitir lo que ganaste, lo pierdes por exhibicionista. Éste es el problema que tienen algunos gurús: muestran su santidad y la pierden en ese mismo acto. El verdadero maestro es invisible: no tiene flores, ni collares, ni anillos, ni fotos, no tiene escuela ni discípulos. Para el verdadero maestro toda la humanidad es su discípulo. De manera disimulada desliza bienes y conocimientos que puedan elevar el nivel de conciencia del
otro. No necesita escuela ni ambiciona ser maestro. Es maestro porque obedece a una voluntad universal que es superior a él.


¿Qué hace un alquimista?
Lo primero sería definir qué es un alquimista: el que busca la piedra filosofal, el que cambia los metales viles en oro, el que busca un disolvente universal y, por último, el elixir de la larga vida. La piedra filosofal: el alquimista quiere desarrollar sus valores interiores hasta lo increíble, hacer crecer su ser y, gracias a eso, a través de su nivel de conciencia, poderse elevar a otras dimensiones.
El elixir de la larga vida es una persona que acepta su vida y vive todo lo que tiene que vivir sin autodestruirse. El disolvente universal es una persona que ha desarrollado en su corazón el amor divino. Amor es lo que disuelve todas las resistencias.

alejandro jodorowsky